El “acontecimiento” de la Pascua de Jesucristo es fundante para la comunidad cristiana.
Pero el misterio de la Cruz reaparece una y otra vez en nuestra vida. Algunos textos del Nuevo Testamento muestran que para los cristianos de todos los tiempos tampoco era fácil explicar por qué la cruz; por ejemplo Juan 20,8-9; Lucas 24,26 y 1 Corintios 1,18.
La Cruz siempre nos visita de maneras nuevas, y ello debe movernos a humildad y compasión, frente a nosotros mismos y frente a nuestro prójimo.
Tres preguntas útiles:
¿Qué nos ha mostrado la Cruz? La medida de la confianza y de la desconfianza: no podemos apoyarnos demasiado en el ser humano y nunca nos apoyaremos demasiado en Dios. La Cruz nos ha mostrado la gravedad espantosa del pecado y a la vez la abundancia incontenible de la misericordia divina.
¿De qué nos ha liberado? Del demonio, del pecado, de la muerte, de las tinieblas y de la ignorancia.
¿Que nos ha traído? La comunión con el Padre y con su Hijo Jesucristo; nos ha concedido la unión entre nosotros y ha hecho nuestra la herencia del Hijo de Dios.