Islam, violencia, terrorismo

“En primer lugar llama la atención el esfuerzo, mejor o peor fundado, del Papa por no agravar la delicada situación que vivimos, por rebajar la tensión, por intentar no quebrar aún más el precario equilibrio en que se debate el mundo. La aportación del Papa en favor de la paz es pues meritoria y de gran importancia. Pero también llama poderosamente la atención la equiparación que hace entre “violencia islámica” y “violencia católica”…”

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LA GRACIA del Viernes 12 de Agosto de 2016

Los cristianos católicos estamos llamados a conocer las realidades del matrimonio y la familia desde la enseñanza de Cristo para vivir nuestra fe con mayor plenitud.

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Un misionero que peleó contra el demonio por las almas de los indígenas

Fr. Roa, el agustino, vuelve a Sierra Alta

Hacia el año 1538, conocedor ya del idioma de los indios, volvió a Sierra Alta, con gran alegría de fray Juan de Sevilla. Y allí, siempre a pie, inició una vida misionera formidable, que habría de extenderse especialmente por las montañas de las Huaxtecas potosina, hidalguense y veracruzana. Logró convertir a muchos indios, y fundó conventos, con sus respectivos templos, en Molango, Xochicoatlán, Tlanchinol, Huejutla y Chichicaxtla. En Huejutla estableció su cuartel general. La iglesia y convento que él erigió son hoy la Catedral y el Obispado.

Cruces contra demonios

En su gran Historia general de las cosas de Nueva España, describiendo fray Bernardino de Sahagún a los dioses, ídolos y cultos aberrantes, llega un momento en que se detiene, y se desahoga con esta exclamación:

«Vosotros, los habitantes de esta Nueva España, que sois los mexicanos, tlaxcaltecas y los que habitáis en la tierra de Mechuacan, y todos los demás indios, sabed: Que todos habéis vivido en grandes tinieblas de infidelidad e idolatría en que os dejaron vuestros antepasados… Pues oíd ahora con atención, y entended con diligencia la misericordia que Nuestro Señor os ha hecho por sola su clemencia, en que os ha enviado la lumbre de la fe católica para que conozcáis que él solo es verdadero Dios, creador y redentor… y os escapéis de las manos del diablo en que habéis vivido hasta ahora, y vayáis a reinar con Dios en el cielo» (prólg. apénd. lib.I).

Efectivamente, los indios de Sierra Alta -como aquellos terribles de la barranca de Metzititlán, que aullaban y bramaban cuando el padre Roa se les acercaba-, necesitaban verse liberados del maligno influjo del Demonio por el bendito poder de Cristo Salvador.

Entendiéndolo así el padre Roa, cuenta Grijalva, y «quiso coger el agua en su fuente, y hacer la herida en la cabeza, declarando la guerra principal contra el Demonio. Empezó a poner Cruces en algunos lugares más frecuentados por el Demonio, para desviarlo de allí, y quedarse señor de la plaza. Y sucedía como el santo lo esperaba, porque apenas tremolaban las victoriosas banderas de la Cruz, cuando volvían los Demonios las espaldas, y desamparaban aquellos lugares. Todo esto era visible y notorio a los indios» (I,22).


El autor de esta obra es el sacerdote español José Ma. Iraburu, a quien expresamos nuestra gratitud. Aquí la obra se publica íntegra, por entregas. Lo ya publicado puede consultarse aquí.

LECTIO 20160810

LECTURA ESPIRITUAL.

#LectioFrayNelson para la Fiesta de San Lorenzo, diácono y mártir

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¿Por qué las ayudas por hijos no sirven para aumentar la natalidad?

“El juego al que se supone que jugamos todas las especies, el juego de Darwin, consiste en sobrevivir todo lo que se pueda y, sobre todo, transmitir los genes. La especie que se extingue, ha perdido; la que prospera y se multiplica, ha ganado. Si coges un grupo de individuos de una especie y los sueltas en un lugar donde tienen en abundancia todo lo que necesitan y eliminas enfermedades y depredadores, al cabo esa especie se habrá multiplicado al máximo. Sencillo, ¿verdad? Y, sin embargo, parece no funcionar con nosotros. Es decir, parece empezar a no funcionar ahora, especialmente con los WEIRD (siglas en inglés de Occidentales, Educados, Industrializados, Ricos y Democráticos)…”

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LA GRACIA del Jueves 11 de Agosto de 2016

MEMORIA DE SANTA CLARA, VIRGEN

Oremos por las vocaciones religiosas para que a ejemplo de Santa Clara se entreguen con todo el corazón al servicio de la causa de Cristo.

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Sobre la identidad sexual y la expresión social

Padre, ¿por qué no? que un hombre exprese su feminidad y una mujer su masculinidad (ella usan pantalones, ¿por qué un hombre no podría usar falda?), sin que ello errónea y necesariamente tenga que decir que es lesbiana o gay. – R.R.

* * *

Mi convicción y mi experiencia van en una dirección contraria y creo que hay razones suficientes para no desconectar la biología del comportamiento. Todos los días, desde el primero de nuestra vida, usamos los órganos de los sentidos, y estos son distintos de varios modos, y sobre todo, en su interconexión neuronal, si miramos a los hombres o a las mujeres. Este es un tema fascinante que no creo que pueda omitirse.

Es irresponsable, desde el punto de vista científico, omitir un factor importante de cambio pero la ideología de género hace exactamente eso: toma toda la realidad biológica y dice: “Esto en realidad no importa”

Otro aspecto de tu escrito es la relación entre el ser y el expresarse. La expresión, en particular, es un hecho social y no simplemente individual. A menos que profesemos un individualismo radical, que por ello mismo no sería ético, debemos admitir que todo lo que tiene una repercusión social implica una responsabilidad y por lo tanto unas restricciones desde el punto de vista del individuo.

Imagina por ejemplo a una persona que dijera: “Yo considero que uno debe hablar de modo que siempre pueda ser escuchado, y por eso estoy convencido de que toda comunicación humana debe darse a gritos.” Consecuente con su convicción, este hombre sale a gritar a todos: en la calle, en el restaurante, en la iglesia, en el parque, en la biblioteca. Pronto empiezan a mirarlo mal y regañarlo pero él se sostiene en lo suyo: “La comunicación humana fluye mejor a gritos.” Uno sabe cómo terminará una historia así: todo lo que implica una vida en sociedad implica el cuidado del bien común.

En el caso del respeto a la vida o la integridad física, es fácil ver dónde está en el bien común. Es menos obvio pero no menos real que ese mismo bien existe en otras dimensiones de la vida social. Si decido que en todo restaurante comeré sentándome en el suelo porque, según mi criterio, “ese es el modo correcto de comer” se produce una ruptura que no es trágica pero sí incómoda e inútil en el tejido social. A quien le importa el bien común le importa cómo hacer la vida posible y mejor para todos.

Todo esto significa que, aunque los códigos sociales de expresión no son inamovibles, tampoco debemos considerarlos materia de capricho invidividualista. Si al mismo restaurante donde llegó un cliente que insiste en sentarse en el suelo llega otro que insiste en que hay que hablar a gritos, y llega otro que piensa que los desodorantes son el principio del colapso del cosmos, y llega otro que considera que los meseros deben hablarle solamente con los ojos cerrados… ¿cuál es el bien que se construye?

Lamentablemente nuestra época sabe demasiado del individuo y demasiado poco del bien común. La soledad y abandono de tantas personas y la desintegración de tantas familias nos empujan, en cierto modo, a darle importancia sólo a los propios gustos o deseos: “Quiero ser mujer” “Quiero ser hombre” “Quiero un bebé” “No; ya no lo quiero: mátenlo.”

Una pregunta que uno debe hacerse como sacerdote, consejero, psicólogo, profesor es: ¿Cuál es mi responsabilidad social ante este estado de cosas? ¿Empujar otro poco más en la dirección del individualismo que prescinde de la sociedad para imponer lo suyo, a la espera de que un día una ley me imponga lo que al gobernante de turno se le ocurra? ¿No será más bien lo contrario: oír la voz profunda de nuestra naturaleza, empezando por las voces de nuestro ser, que es biología y cuerpo, y también alma, para luego oír las voces que nos llevan hacia el bien común?

Te invito, pues, a que cultives una mirada integral que tome cuenta de todo: desde lo más fisiológico hasta lo más espiritual; desde lo más íntimo hasta la plenitud del bien común y social.

LECTIO 20160809

LECTURA ESPIRITUAL.

#LectioFrayNelson para el Martes XIX del Tiempo Ordinario

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