Mensaje muy oportuno de Felipe Gómez:
Estamos viviendo tiempos verdaderamente graves. Asesinan sacerdotes, se aprueba el aborto, se impone en el mundo la ideología de género, nos cegamos ante el materialismo ateo, hay una grave persecución contra la familia, etc. Pero siempre hay esperanza! definitivamente, los jóvenes tienen que convertirse en abanderados en esta batalla entre el bien contra el mal.
Ver los testimonios de la JMJ, nos tiene que impulsar a ser mejores personas, y obviamente, mucho mejores católicos.
Algunas personas se jactan concluyendo que después de la misericordia vendrá la justicia. Y aún cuando eran palabras de Santa Faustina, algunos lo dicen como si esa justicia no los fuera a tocar, como si tuvieran un impermeable blindado contra las pruebas o como si fueran santos que van a ser librados de todo mal y toda prueba.
Duele pensar que no estemos aprovechando este tiempo de misericordia, que nos estemos durmiendo en los laureles, cuando definitivamente, estamos recibiendo una armadura, para los tiempos venideros, con los muchos regalos de este año de gracia.
Pastores y predicadores hablando de superación personal, de negocios, de éxito y prosperidad. El mundo hablando de tonterías y más tonterías, cosas ostentosas, dietas y más dietas.
Estamos desnutridos, claro que si, pero de Dios! Es tiempo de confesarnos, comulgar y orar.
Es tiempo de reparar por nuestros pecados, tiempo de sacrificio, de meter en nuestro diccionario espiritual la palabra penitencia.
Tiempo de meditar en la pasión de Jesús y de dejar de lado nuestra ingratitud.
No alcanzamos a medir las palabras del santo Padre, solo oímos los aplausos, pero el, se está despidiendo de las jornadas, nos está diciendo que Dios en poco tiempo lo estará llamando, nos habla de su esfuerzo, de su agotamiento. Nos está llamando a ser verdaderamente buenos con todos, a dejar las habladurías y los chismes y dedicarnos a servir a los demás.
A ser testigos de la misericordia.
No creo que el pecado tenga la última palabra, pero es muy claro ver, como la barca de Pedro tendrá que moverse con dificultad en medio de las tormentas del mundo.
También sabemos que esa barca llegará a puerto seguro, porque en ella van Jesús y la Virgen María, y ellos, nunca abandonan a sus hijos.
Animo! Tenemos mucho por hacer, y aún son muchas las almas que permanecen dormidas.
Dios te bendiga y te guarde.