La historia cuenta sobre un huevo de Águila que cayó de su nido y fue a parar a un gallinero. Una gallina al ver al huevo abandonado se decidió a empollarlo y a los días nació un polluelo.
Este polluelo era bastante más grande que sus hermanos, mucho más grande y era objeto de burla de todos por eso. Sus patas eran demasiado grandes para escarbar la tierra y su pico demasiado grande para cazar insectos. Esto lo hacia muy desgraciado.
El se sentía el pollo más infeliz del mundo. Su vida era solitaria porque nadie se atrevía a ser amigo de aquel gigantón bueno para nada.
Un día un águila pasó por el lugar y le extrañó lo que vió así que decidió descender para comprobar que sus ojos no lo estaban engañando. Allí, muy cerca de él estaba un ejemplar de Águila adulta de un porte verdaderamente sin igual.
Con voz tímida le preguntó, ¿Y tú, que haces entre esas gallinas y esos pollos?
El águila-pollo, asombrado y temeroso de que semejante hermosura de Águila le dirigiera la palabra a él (el más feo de los pollos), le respondió: y donde más quieres que esté, soy un pollo y estoy donde ellos están.
El Águila, le dijo, ven conmigo a la laguna…y el águila-pollo lo siguió. Ahora asómate al espejo de agua…. El águila – pollo no podía creer lo que sus ojos veían. Abrió sus alas y se maravilló de lo robustas y hermosas que eran. Entonces llorando dijo: he sido un águila toda mi vida y no me había dado cuenta…