Una mujer entra a una joyería y compra un anillo de 100 dólares. Al día siguiente pide cambiarlo por otro; escoge uno de 200 dólares, le agradece al joyero y se dirige a la puerta de salida. Por supuesto, el joyero la detiene: “Señora, espere: ese un anillo de 200 dólares…” Ella replica: “Claro. Ayer yo le di a usted 100 dólares, y hoy le di un anillo que vale 100 dólares; como ya le di 200, estamos a paz.” ¿Tiene razón ella?
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