Anoche tuve un sueño, más que sueño parecía pesadilla, porque en mi sueño veía a un Señor muy bondadoso y muy mayor pero con su rostro inundado de lágrimas: como un niño lloraba y lloraba…
En mi sueño me animé a preguntarle el motivo de su llanto: “¿Por qué llora, Señor?” Señalándome el calendario me dice: “¡Porque hoy es viernes! Un día como hoy murió mi hijo, como a las tres de la tarde… Mi hijo murió en la cruz para salvar a todos los pecadores. Y lloro porque veo en todas las redes sociales y mensajes de celular, y veo a todos gritar cuando llega este día de la semana: ¡AL FIN VIERNES! Pero lo hacen pensando en que van a dar rienda suelta a sus pasiones y vicios. AL FIN VIERNES, dicen, porque se van a ir de rumba y se van a embriagar hasta más no poder. Millones dicen: AL FIN VIERNES, repiten, pero pocos recuerdan que un VIERNES POR LA TARDE, mi hijo murió para salvar a todos los mortales…”
Desde ese sueño, todos los viernes que Dios me conceda he hecho un propósito, voy a decir: “AL FIN VIERNES, un día muy especial, AL FIN VIERNES, un día en que recuerdo que alguien murió por mí y por toda la humanidad. AL FIN VIERNES: Cristo murió para darme vida y vida eterna. Amén.
Autor: Adhemar Cuellar