Catheriniana – 11, Maternidad Espiritual, parte 2

[Catheriniana es una serie de reflexiones sobre aspectos de la enseñanza de Santa Catalina de Siena. Para sacar mayor provecho de estas conferencias es muy recomendable revisar primero la serie sobre su vida, y después la serie sobre los fundamentos de su doctrina espiritual. Si se quiere acceder a todas las publicaciones de este blog sobre la Santa Doctora, hacer click aquí.]

Tema 11: La familia espiritual de Santa Catalina de Siena

* La primera experiencia de familia que tiene Catalina proviene de su propio hogar; incluso desde su vida eremítica, la realidad cotidiana de aquella familia numerosa impacta su corazón de niña y de adolescente.

* Viene luego la Orden Dominicana, a la que ella se asocia por sus penitencias y oraciones, y también a través de los sacramentos, pero sobre todo, a la cual ingresa como “mantellata,” esto es, como virgen seglar dominica.

* Nuestro Señor había dicho a Catalina: «Deseo unirme más contigo por la caridad hacia el prójimo». De hecho, la vida de apostolado de la santa no interfería su unión con Dios. El beato Raimundo de Cápua dice que la única diferencia era que «Dios no se le aparecía únicamente cuando estaba sola, como antes, sino también cuando estaba acompañada». Catalina era arrebatada en éxtasis, lo mismo mientras conversaba con sus parientes, que cuando acababa de recibir la comunión en la iglesia.

* Poco a poco, la santa reunió a un grupo de amigos y discípulos que formaban como una gran familia y la llamaban «Mamá». Los más notables de entre ellos, eran sus confesores de la Orden de Santo Domingo, Tomás della Fonte y Bartolomé Domenici; el agustino Tantucci, el rector del hospital de la Misericordia, Mateo Cenni; Mateo Vanni, el artista a quien la posteridad debe los más hermosos retratos de la santa, el joven aristócrata y poeta, Neri de Landoccio dei Pagliaresi, Lisa Colombini, cuñada de Catalina, la noble viuda Alessia Saracini, el inglés Guillermo Flete, ermitaño de San Agustín, y el P. Santi, un anacoreta al que el pueblo llamaba «El Santo», que frecuentemente iba a visitar a Catalina porque, según decía, al charlar con ella alcanzaba mayor paz del alma y valor para perseverar en la virtud de los que había conseguido en toda su vida de anacoreta.

* Catalina amaba tiernamente a su familia espiritual y consideraba a cada uno de sus miembros como a un hijo que Dios le había dado para que le condujese a la perfección. La santa no sólo leía el pensamiento de sus hijos, sino que, con frecuencia, conocía las tentaciones de los que se hallaban ausentes. El motivo de sus primeras cartas fue el de mantenerse en contacto con ellos.

Catheriniana – 10, Maternidad Espiritual, parte 1

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Tema 10: Nacer de nuevo

* Nacer de nuevo: tal es la descripción que el Nuevo Testamento da a la obra del Espíritu que nos renueva y transforma, gracias a la predicación del Evangelio.

* La evangelización abre a una vida nueva: toda evangelización implica una forma de paternidad / maternidad espiritual. Todos somos llamados a esta forma de fecundidad espiritual.

* Cada amor tiene su forma de fecundidad. El nuevo amor no suprime al amor según la carne y la sangre sino que le quita el protagonismo.

* Relación con el santo deseo: la maternidad espiritual siempre mira hacia Cristo: que Él sea concebido, qué Él nazca, crezca y reine en cada uno.

* Aunque la palabra “padre” se puede aplicar a quien evangeliza, es más propio reconocernos todos como “madres,” sobre todo por el dolor del “dar a luz” para la vida de Dios, y porque Cristo nos recuerda que tenemos un solo Padre, el del Cielo.

* El propósito último de la evangelización es engendrar para el Cielo.

Otros matrimonios santos

“Los nuevos Santos Louis Martin y Marie Zélie Guérin, padres de Santa Teresita de Lisieux, conforman la primera pareja de esposos que es canonizada en la misma ceremonia. Sin embargo, no son los primeros esposos en alcanzar la santidad y aquí enumeramos algunos ejemplos…”

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La Virgen mostró a la Madre Teresa de Calcuta el poder del rosario en familia

En 1947 la Madre Teresa de Calcuta tuvo una visión en tres partes.

En la primera escena, vio la difícil y dolorosa de los pobres y la aún mayor pobreza interior que estaba escondida detrás de su pobreza material… ellos estaban tratando de llegar hasta ella.

En la segunda escena, la Madre Teresa vio la misma multitud de pobres… La Virgen estaba allí en medio de ellos y la Madre Teresa estaba de rodillas a su lado; le oyó decir:

“Cuida de ellos… ellos son míos… llévalos a Jesús… llévalos a Jesús… No temas…enséñales a rezar el rosario… el rosario en familia, y todo estará bien… sin miedo… Jesús y yo estaremos contigo y tus hijos”.

En la tercera escena era la misma gente de nuevo y estaban cubiertos con tinieblas. Allí, en medio de una multitud angustiada que no parecía darse cuenta de su presencia, estaba Jesús en la Cruz. Nuestra Señora estaba delante de Él… y Jesús dijo a la Madre Teresa:

“Yo te lo he pedido… ella, mi madre, te lo ha pedido. ¿Vas a negarte a hacer esto por mí… cuidar de ellos, traerlos a mí?”

Luego de esto, toda la vida de la Madre Teresa estuvo dirigida a devolver el amor inconmensurable que el Padre derramó en Jesús crucificado, presente en la Eucaristía, que moraba en su corazón y se encontraba escondido en los más necesitados.

“La bofetada que recibió, el escupir en su cara, la coronación de espinas, la flagelación, quitarle su ropa, la crucifixión… poner su cruz en el centro, mostrando que Él era peor que los otros dos. El entierro en la tumba de otra persona, todos estos gestos y muchos otros, especialmente el terrible anhelo de ser amado, la terrible soledad, el terrible sentimiento de dolor de Su Madre. Todas estas son muestras del amor con que Él te amó, a ti y a mí”. (Madre Teresa)

Podemos notar en estas visiones el papel central y decisivo que jugaría Nuestra Señora en cada aspecto de la vida y trabajo de la Madre Teresa. La Virgen se convirtió en un puente entre la Madre Teresa y los pobres que clamaban a ella y entre los pobres y Jesús crucificado quien tenía sed de ellos, que anhelaba amarlos y ser amado por ellos.

(Extracto del libro “Madre Teresa: A la sombra de la Virgen” de Joseph Langford, MC; publicado en Catholic Exchange, adaptado al español en PildorasdeFe.net, tomado de CariFilii.es )