[Ponencia en el Congreso “Testigos de la Alegría” de la Arquidiócesis de Arequipa, en Septiembre de 2015.]
Así como para leer es necesario que las letras sean correctas y la distancia apropiada, así los religiosos, en medio del pueblo de Dios, recuerdan la perfección cristiana y la hacen próxima. Y si así son legibles, son diccionario. Una vocación religiosa bien vivida es un recordatorio cercano de la perfección del amor de Dios que a todos nos llama. Los religiosos hemos de ser legibles, es decir, llevar una vida correcta a una distancia próxima. Esa es la manera de ser sal de la tierra y luz del mundo.
[Texto completo de la conferencia aquí.]