Escuela de Vida Interior, Tema 39: Meditación sobre el salmo 8
* Texto utilizado:
Señor, dueño nuestro,
¡que admirable es tu nombre
en toda la tierra!Ensalzaste tu majestad sobre los cielos.
De la boca de los niños de pecho
has sacado una alabanza contra tus enemigos,
para reprimir al adversario y al rebelde.Cuando contemplo el cielo, obra de tus manos;
la luna y las estrellas que has creado,
¿qué es el hombre, para que te acuerdes de él;
el ser humano, para darle poder?Lo hiciste poco inferior a los ángeles,
lo coronaste de gloria y dignidad,
le diste el mando sobre las obras de tus manos,
todo lo sometiste bajo sus pies:rebaños de ovejas y toros,
y hasta las bestias del campo,
las aves del cielo, los peces del mar,
que trazan sendas por las aguas.Señor, dueño nuestro,
¡que admirable es tu nombre
en toda la tierra!
* El salmo 8 es una escuela para un verbo de gran provecho: admirar. Pero hay un camino que nos lleva a percibir por qué importa tanto este verbo y cómo llegamos a él.
* Lo primero está en que Dios es nuestro DUEÑO lo cual implica dos cosas:
(1) Si soy suyo, soy importante para él. Me lleva tatuado en su mano (Isaías 49, 16). Aunque una madre se olvide del hijo de sus entrañas, el señor, mi Dueño, jamás se olvidará de mí (Isaías 49, 15).
(2) Si soy suyo, entonces no soy yo el dueño de la creación sino sólo ADMINISTRADOR, en Nombre de Dios, y bajo la autoridad de Dios: he aquí la fuente del respeto a la creación, sin caer en idolatría de lo creado.
* El nombre de Dios es admirable en toda la tierra: he aquí una invitación a descubrir las maravillas del saber y el poder de Dios en la naturaleza pero también en la historia humana. No es sólo la belleza de lo prístino e intacto de lugares exóticos y hermosos; es también ver que en medio del barro de las pretensiones y logros humanos, y más allá de nuestras muchas arrogancias y vanidades, Dios va escribiendo su propia narrativa.
* Tener ojos para ver las cosas de este modo es un don que en general conocen muy bien los niños, incluso desde pequeños. Su capacidad de admiración, confianza y percepción de detalles que a los demás se nos escapan nos hace entender por qué Jesús dice que sólo los que sean como ellos entrarán en el Reino de los Cielos (Mateo 18, 3).
* La perspectiva del niño nos abre sobre todo al reconocimiento de que todo es don, todo es regalo. Este descubrimiento nos libera de la “lógica de la transacción,” que siempre tiene como punto de partida: “Yo he logrado todo lo que tengo.” Quien piensa así pronto se endurece y aísla. El desenlace de esta lógica de la transacción será siempre muerte en amargura y soledad: lo que vemos hoy cuando hasta las partes de los fetos abortados tienen precio en el mercado.
* Por eso la admiración es vital, porque nos hace capaces de admirar y agradecer, y así nos conduce a recuperar nuestra verdadera grandeza, que ya no es arrogancia sino conciencia del plan de Dios que acontece en nosotros y a través de nosotros.
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