“Según indican los expertos, cuando usamos «flip flops» nuestros pasos son más cortos que, por ejemplo, con unas zapatillas deportivas y los talones chocan con el suelo de un modo no del todo vertical como sucede con otro tipo de calzado, lo que altera el ritmo natural de nuestra marcha. Esto sucede porque la mayoría de las personas suele tensar los dedos del pie para mantener mejor la sujeción de la sandalia y la presión de los dedos añade estrés a la zona del tobillo y a todo el pie en general…”
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