“Como hace notar la editorial en referencia a los miles de problemas educativos y sus posibles soluciones en que nos debatimos… todas estas cuestiones confusamente mal planteadas son fruto del olvido de la cuestión central de toda la educación: ¿cuál es el fin de la tarea educadora? ¿qué presupuestos antropológicos y teológicos tienen que fundar la educación? Se ha diluido el mismo concepto de educación cristiana reduciéndola a una «educación en valores», de discutible raíz cristiana…”
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