- El valor de los tiempos de silencio y soledad.
- La fuerza liberadora del perdón.
- El poder transformante de la oración de alabanza.
- La alegría incomparable de abrirse al asombro, la admiración y el elogio sincero.
- La paz que solamente nace de haber hecho lo que era correcto.
- El valor que se necesita para acceder al lenguaje de la ternura.
- La sabiduría que sólo alcanzan los que toman en serio el examen del pasado.
- La necesidad de acompasar nuestro esfuerzo con los ritmos más profundos de la vida, la naturaleza y la historia.
- La libertad de quienes saben reírse de sí mismos, sin por ello considerarse ridículos o irrelevantes.
- La conciencia de cuánto vale el instante, que no puede perderse sin herir la eternidad.
- La fecundidad escondida en los tiempos de perplejidad, aburrimiento o desilusión.
- La sensatez para pasar con humildad y en paz a segundo plano, llegado el momento.
[Primero publicado en mi cuenta de Twitter.]