Curso de Liderazgo Católico para el siglo XXI, 5 de 8: Conectar

[Curso de Formación con un grupo de Superioras de las Hermanas Canonesas de la Cruz. Lima, enero de 2015.]

Sesión 5 de 8: Conectar

Los religiosos solemos ser más reservados que otras personas
* Como reacción a nuestra vulnerabilidad
* Como reacción a lo que uno “debería ser”

Enseñar con autoridad y caridad
* Tener autoridad significa ser “autor”
* Palabras claves: coherencia, humildad, estímulo, gratitud, ecuanimidad, justicia, generosidad.
* Pero la cualidad central: dirigir la atención y el corazón hacia Cristo.

Preguntas de interiorización:
* ¿Qué características de la vida moderna facilitan y cuáles dificultan el ejercicio de la autoridad una fecunda experiencia de comunidad y de autoridad?
* ¿Cuáles de las cualidades señaladas se echan más de menos actualmente?

Teología Moral familiar y sexual, 04: Moduladores éticos, políticos y trascendentes

[Conferencias en el curso de Teología Moral familiar y sexual ofrecido en la Facultad de Teología de la Universidad Santo Tomás en el primer semestre de 2015.]

Moduladores éticos

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* Aunque se ha difundido ampliamente la idea de que el deseo sexual es un impulso “ciego” que no tiene “modulación” o “regulación” más allá de lo corpóreo (fisiológico), la realidad es que el conocimiento tiene un impacto real en el impulso propio del sexo.

(1) Se nota en la salud. Si una persona sabe que la persona deseada tiene una gravísima enfermedad contagiosa, o es su pariente inmediata, en la inmensa mayoría de los casos esto cambia el deseo.

(2) Está el impacto de la verdad. ¿Siente el mismo deseo por su amado una mujer que acaba de enterarse de que es un traidor y mentiroso?

(3) La compasión tiene un efecto interesante con respecto al deseo: la conciencia de la necesidad existencial o la fragilidad extrema de alguien lo hace menos deseable, quizás porque el deseo implica la idea de posesión y de disfrute. Esto hace que cuanto más capaz de solidaridad y compasión tenga una persona menor sea su tendencia desear a los demás.

Moduladores políticos

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* Nuestra sexualidad no escapa a los condicionamientos culturales, tribales, de partido o de religión. Es una dimensión profundamente personal pero eso no la sustrae al hecho de que vivimos todo lo humano desde nuestra condición de seres sociales.

* A menudo los moduladores de tipo político pretenden exacerbar o acelerar ciertos aspectos de la vida sexual de las personas. usualmente es favorable a los regímenes que cada persona se preocupe sólo de complacer al vector “satisfacción.”

* Otra característica de estos moduladores es que se entretejen de un modo complejo con otras áreas del comportamiento, de modo que por ejemplo, una estrategia de control político fortalece unos estereotipos sexuales que a su vez refuerzan el poder de la clase dominante.

(1) Dominación. La exaltación del machismo, por ejemplo, presenta un modelo de sexualidad que se justifica desde la imposición de su gusto y deseo sobre la mujer.

Otro caso, muy frecuente en nuestro tiempo: el propósito de dominar a través de crear adicciones que fortalecen las ganancias de ciertos grupos económicos y a la vez mantienen a la gente “dopada” e incapaz de asomarse al horizonte más amplio en el que podría pensarse en un cambio de gobierno o de sistema.

(2) Insurrección. Es la respuesta procaz, vulgar a menudo, que pretende lograr la dominación subvirtiendo el orden presente. Un ejemplo actual, lamentable, es Femen.

(3) Control de la población. En más de una ocasión algunos gobiernos imponen condiciones de límite demográfico o de agenda gay para brindar ayuda humanitaria. este tipo de extorsión sucede ahora mismo en torno a los daños causados por Boko Haram en Nigeria.

Moduladores trascendentes

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* Otra idea que hay que superar es que la intensidad de la satisfacción sexual es más potente que cualquier otro impulso humano como si fuera una especie de absoluto o de estándar de satisfacción global del ser humano. La realidad es que por diversas circunstancias internas y externas tanto hombres como mujeres descubren los límites de lo que la sexualidad puede ofrecer y entonces necesitan otros “vectores” o impulsos a los cuales orientar su energía vital, su afecto, su propósito.

Primera misa en Cozumel

Cortés y los suyos, llegados a la isla de Cozumel, en la punta de Yucatán, en su primer contacto con lo que sería Nueva España, visitaron un templo en el que estaban muchos indios quemando resina, a modo de incienso, y escuchando la predicación de un viejo sacerdote. Allá estuvieron mirándolo, cuenta Bernal Díaz, a ver en qué paraba «aquel negro sermón»…

Melchorejo le iba traduciendo a Cortés, que así supo que «predicaba cosas malas». Se reunió entonces el Capitán con los principales y por el intérprete les dijo «que si habían de ser nuestros hermanos que quitasen de aquella casa aquellos sus ídolos, que eran muy malos y les hacían errar, y que no eran dioses, sino cosas malas, y que les llevarían al infierno sus ánimas. Y que pusiesen una imagen de Nuestra Señora que les dio, y una cruz. Y se les dijo otras cosas acerca de nuestra santa fe, bien dichas».

El papa, sacerdote, y los caciques respondieron que adoraban «aquellos dioses porque eran buenos, y que no se atrevían ellos hacer otra cosa, y que se los quitásemos nosotros, y veríamos cuánto mal nos iba de ello, porque nos iríamos a perder en la mar». No conocían a Cortés, al decir esto. «Luego Cortés mandó que los despedazásemos y echásemos a rodar unas gradas abajo, y así se hizo. Y luego mandó traer mucha cal, y se hizo un altar muy limpio» donde pusieron una cruz y una imagen de la Virgen, «y dijo misa el Padre que se decía Juan Díaz, y el papa y cacique y todos los indios estaban mirando con atención» (cp.27).

Métodos apostólicos tan expeditivos -¡y tan arriesgados!- se mostraron sumamente eficaces para manifestar a los naturales la absoluta vanidad de sus ídolos, y recuerdan los procedimientos misioneros empleados en la Germania pagana por San Wilibrordo y sus compañeros, cuando, con el mismo fin, destruyeron santuarios paganos y se atrevieron a bautizar en manantiales tenidos por sagrados. Tiene razón Madariaga cuando dice que «no hay quien lea este episodio sin sentir la fragancia de la nueva fe: la madre y el niño, símbolos de ternura y debilidad, en vez de los sangrientos y espantosos dioses» (133). En Cozumel se inició la evangelización de México.


El autor de esta obra es el sacerdote español José Ma. Iraburu, a quien expresamos nuestra gratitud. Aquí la obra se publica íntegra, por entregas. Lo ya publicado puede consultarse aquí.