El próximo Doctor de la Iglesia

“Se están ultimando en la Congregación de los Santos, en el Vaticano, los pasos necesarios para la declaración por parte del Papa de un nuevo Doctor de la Iglesia, el próximo que recibirá dicho título: Se trata del gran Doctor de la Iglesia armenia, que sin embargo para muchos en la iglesia latina es un gran desconocido, San Gregorio de Narek (Grigor Narekatsi), monje del siglo X, que ha sido llamado el San Agustín de los armenios, sin duda no por la cantidad de sus obras sino por el influjo que han tenido entre los fieles…”

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Cada tipo de amor trae su propia forma de unión, y también su propia fecundidad. Sólo el amor del Cielo engendra para el Cielo.

La Palabra de Dios es viva y eficaz!

Diferencia entre proselitismo y evangelización

Hola Padre Nelson, me parece que desempeña una importante mision en la apologetica , he oido algunos de sus talleres online y sigo su reflexion dominical. Estaba viendo la seccion de preguntas en su pagina pero no veo el boto para hacer preguntas. Me pregunta es la siguiente. Cual es la diferencia entre evangelizar y hacer proselitismo pues muchas veces he escuchado que la iglesia catolica no hace proselitismo como los evangelicos, sino que ayudamos sin que nos importe si son catolicos o no, o no le decimos a la gente que se conviertan para ayudarlos, pero al mismo tiempo es necesario evangelizar y no olvidar predicar la verdad que predica la iglesia catolica. – L.A.Z.G.

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La pregunta es muy importante porque el proselitismo ha sido motivo de serias tensiones entre distintas confesiones cristianas. La idea central es que el proselitista tiene como objetivo principal conseguir seguidores y para ello utiliza medios incluso éticamente incorrectos. El evangelizador quiere proclamar el señorío de Cristo y precisamente porque entiende que Cristo es Señor de toda nuestra existencia, sólo utiliza como recursos aquellos que son éticamente correctos.

El proselitista quiere imponer; el evangelizador quiere ofrecer.

El proselitista es obsesivo con los números porque le preocupa ante todo la cantidad; el evangelizador sabe que la cantidad es importante pero sólo por el deseo de servir y amar a un mayor número, y por eso se concentra más en la calidad e integridad del mensaje.

El proselitista no tiene reparo en manipular los sentimientos o en ocultar información, si cree que eso lo permitirá que la gente se adhiera más a su causa; el evangelizador pide honestidad y es honesto en la presentación de los hechos, sin pretender usar emociones o medias verdades en su tarea.

El proselitista mira casi completamente “hacia afuera” y su interés está sólo en la eficacia de las estrategias; el verdadero evangelizador mira ante todo “hacia adentro,” en el sentido de preguntarse si está siendo fiel al Señor.

Al proselitista le interesa mucho ser cabeza, ser el que dirige; de hecho, a menudo quiere quedarse con los honores, los aplausos y los beneficios también económicos; al evangelizador, en cambio, no se le olvida ser oveja aunque lo nombren de pastor, y no se le olvida ser discípulo aunque la gente lo tenga por maestro.

Por último, el proselitista tiene interés sólo en “su” grupo, el cual quiere que crezca y sea fuerte y visible; el evangelizador, por el contrario, tiene amor y deseo de servicio hacia todos, y trata de abrir un puente hacia afuera, incluso si en este momento no los ve en plena comunión con sus ideas, de modo que en un futuro se pueda proclamar con mayor claridad a Jesucristo como Señor de todos.