Una mirada cristiana a la ciudad, 2 de 2: virtudes, defectos y una visión bíblica

[Conferencia a los docentes del Colegio Jordán de Sajonia, de los Padres Dominicos, en Bogotá, Colombia. Enero de 2015.]

Parte 2 de 2: virtudes, defectos y una visión bíblica

Virtudes ciudadanas

Brotan de la diversidad: respeto, tolerancia, autodominio, urbanidad, sociabilidad
Brotan del bien común: Solidaridad, laboriosidad, disciplina, participación, pertenencia

Desafíos ciudadanos

Desigualdad, inseguridad (humana y natural), anonimato, extremismo, manipulación

La visión bíblica

De Babel aprendemos que la arrogancia engendra confusión y división
De Babilonia podemos aprender que toda idolatría engendra esclavitud y muerte
De Jerusalén aprendemos que allí donde hay la certeza de sabernos amados por Dios encuentra su lugar la paz.

Una mirada cristiana a la ciudad, 1 de 2: Un recorrido histórico

[Conferencia a los docentes del Colegio Jordán de Sajonia, de los Padres Dominicos, en Bogotá, Colombia. Enero de 2015.]

Parte 1 de 2: Un recorrido histórico

Orígenes de la ciudad
La polis griega
Grandes ciudades del mundo antiguo
Los burgos medievales
Las ciudades renacentistas
La ciudad como lugar del derecho
La ciudad como taller
El concepto de urbanismo
Ciudades dentro de la ciudad
Interacciones complejas de virtualidad y realidad

Resumen: Un recorrido por la progresiva transformación de la convivencia humana, según los intereses dominantes de cada época y lugar: desde las hordas de cazadores y cultivadores a la complejidad de los “espacios vitales” que combinan la densidad de la metrópolis y la virtualidad de las redes sociales.

El enigma de los contrastes del mundo azteca

Quienes se asoman al mundo del México prehispánico no pueden menos de quedarse admirados de lo bueno, horrorizados de lo malo, y finalmente perplejos, al no saber cómo conciliar lo uno y lo otro. ¿Cómo es posible que en medio de tantas atrocidades se produjeran a veces, en los mismos que las realizaban, elevaciones espirituales tan considerables? (+L. Séjourné, Pensamiento 21). Es un misterio… Se desvanecería el enigma si tales elevaciones fueran sólo aparentes, pero resulta muy difícil dudar de su veracidad.

Ciertos rasgos de nobleza espiritual parecen indudables y relativamente frecuentes. Recordemos en aquellos primitivos pueblos mexicanos el sentido profundo de una transcendencia religiosa que impregnaba toda la vida, el sentido respetuoso de la autoridad familiar y social, la conciencia de pecado, las severas prácticas penitenciales comunes al pueblo o las excepcionales realizadas por algunos -como el llamado ayuno teuacanense de algunos jóvenes: cuatro años de oración, de celibato y de abstinencia rigurosa (Hernández, Antigüedades III,17)-, las oraciones bellísimas alzadas frecuentemente a los dioses… ¿Cómo relacionar todo esto con tantos otros errores y crímenes?

La clave del enigma está en que los mexicanos profesaban sinceramente una religiosidad falsa. La profundidad de su religiosidad, frente al Absoluto de unas divinidades superiores a lo humano, explica lo mucho que en ellos había de noble y admirable: es la presencia misericordiosa de Dios, que también actúa allí donde los hombres le buscan y apenas le conocen (+Hch 10,34-35). Y la falsedad de su religiosidad es lo que explica el abismo de los horrores diabólicos y de las supersticiones ignominiosas en el que estaban hundidos.


El autor de esta obra es el sacerdote español José Ma. Iraburu, a quien expresamos nuestra gratitud. Aquí la obra se publica íntegra, por entregas. Lo ya publicado puede consultarse aquí.