“En pleno siglo XXI, cuando el hombre ya no considera noticia el envió de sondas a lejanos planetas, cuando los avances de la ciencia y la tecnología nos facilitan las comunicaciones instantáneas a nivel mundial y con un pequeñísimo teléfono celular hacemos obsoletos el correo y los teléfonos normales; cuando en una agenda electrónica podemos almacenar toda la información del mundo y las tarjetas de crédito nos abren las puertas de transacciones financieras sin tocar un billete, parece que junto con tanto poder, ese hombre moderno se enfrenta al misterio de su propia existencia y desea encontrar en ciencias ocultas la respuesta al sentido de su propia vida. La credulidad del hombre moderno seria ridícula si no fuera porque denota su vacío existencial y es explotada al máximo por farsantes y tramposos…”
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