“El hecho de que Pío XII no denunciara públicamente el genocidio nazi contra los judíos ha sustentado la acusación de que se mostró indiferente. Pero, aparte de la protección que ofreció a los judíos en Roma, en su actitud influyó también su experiencia sobre el genocidio contra los armenios en Turquía, entre 1915 y 1916, cuando la apelación abierta de la Santa Sede al sultán no logró detener la masacre de más de 1.500.000 personas…”
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