Por debajo de las historias de luchas y guerras entre las naciones y los hombres subyace una guerra eterna entre el bien y el mal, entre el amor y el odio, entre Yahvé y Satanás, Empezó en el momento mismo en que Satanás se rebeló contra Yahvé, continuó con la muerte de Abel por Caín, con Sodoma y Gomorra,… y ha llegado rebotando de generación en generación hasta nuestros tiempos. Los Evangelios y los santos lo expresan de formas diferentes:
San Agustín resume “ La historia Universal es una lucha entre dos formas de amor: “el amor a si mismo- hasta la destrucción del mundo- y el amor al otro – hasta la destrucción de si mismo” El amor de los políticos por el poder, por la poltrona, la caja y la llave es tan fuerte que antes que perder el sillón prefieren que se hunda España. El amor de las madres por sus hijos o el de los misioneros por todas las personas les lleva a preferir su muerte antes que mueran sus hijos o se pierdan los hijos de Dios. Lo vemos diariamente.
El amor a sí mismo se convierte en una especie de odio hacia los demás que puedan hacerle competencia o intenten dejarle a él más bajito, es una constante que está por encima de cualquier otra consideración, Se manifiesta de mil formas, desde que nacemos hasta que morimos. Lo vemos en el hijo pequeñito cuando le nace un hermanito. Las caricias de los padres van hacia el mas pequeño en detrimento del mayor y este se revuelve dándole patadas y bofetadas en cuanto puede, le rompe o quita los juguetes, etc. Lo que denota que el amor a si mismo está indeleblemente incrustado en lo mas profundo de nuestros corazones. Tuvo que venir Cristo para darle la vuelta a la tortilla. “ Amarás a tu prójimo como a ti mimo. Y Jesús dijo algo más, “Amarás a tu prójimo como “Yo os he amado” El premio es infinito.
Sobresalir, ser más que nadie, estar por encima de los otros se puede conseguir mediante méritos y virtudes propias, pero es mucho más fácil denigrar al prójimo, empujándole hacia abajo, mintiendo, callando sus bondades, murmurando por detrás, y ,por supuesto, guardándose muy bien de alabarle en forma alguna. Si el sube, nosotros quedamos mas abajo. ¡ Y eso si que no!
En el colegio rebajamos los méritos de los mejores con frases como: es un empollón, está enchufado, ha copiado,… En política las mentiras, las acusaciones infundadas, la creación de bulos que denigren al contrario están la orden del día.. El político prefiere que se hunda su país antes que dejarlo en manos del contrario. También existen los que prefieren morir por salvar a su patria.
Con Cristo o contra Cristo, con el amor o con el odio, Amor y odio son las palabras claves que orientan nuestras vidas y las de los demás. El amor va unido estrechamente al temor de Dios y al cumplimiento de sus leyes. El odio acompaña a Satanás que no puede resistir por soberbia al amor de Dios por su pueblo, los hombres. Dios dirige la historia a través de los hombres elegidos por Él ( Profetas, Reyes, dictadores, jefes de gobierno,…) o a través de Satanás, con permiso del Señor, que también lo hará a través de hombres poseídos por él.
La historia de la vida del hombre sobre la tierra, dentro de su aparente complejidad, resulta extraordinariamente sencilla: O estamos con Cristo o con Satanás. Con Cristo nos acompaña el amor, paz, salud, larga vida, riqueza, victoria en todas nuestras batallas, felicidad,… Si estamos con el diablo, nos envuelve el odio que conlleva luchas, guerras, muertes, revoluciones, paro, hambre, pobreza, drogas, miseria y crisis como las actuales; además de terremotos, maremotos, volcanes, inundaciones, sequías, etc.
Nos toca elegir: entrar por la puerta estrecha o por la ancha. Cristo dijo: El que no está conmigo, está contra mí. El que conmigo no siembra desparrama. No hay términos medios. En el juicio final solo hay dos grupos: las ovejas a la derecha, los cabritos a la izquierda. Gloria o Infierno. El diablo actúa en la elección mediante el amor propio: Pero, somos tan cerriles que hay quien prefiere ir al infierno antes que aceptar estar que existe. Pero ¿ Y si está equivocado? ¿ No tiene la menor duda? Cristo está esperándole con los brazos abiertos para perdonarle, le basta un solo gesto de amor?
Mérida (España), Octubre de 2014
Alejo Fernández Pérez