“Es cierto que, gracias a Dios, los desmanes y desastres que se llevaron a cabo en los primeros años siguientes al Concilio Vaticano II en cuestiones litúrgicas, han remitido mucho. Pero a pesar de todo, aún se siguen haciendo mal muchas cosas. Fundamentalmente por ignorancia. Por eso, no está de más reseñar algunas de esas cosas más frecuentes que son contrarias a lo que se debe hacer…”
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