¡Hay esperanza!

  1. Los últimos 150 años cuentan con mayor número de mártires que dieron su vida por el Evangelio, que los primeros 150.
  2. Año por año hay un aumento neto en el número de parroquias y comunidades religiosas que abren capillas de adoración perpetua.
  3. Corea del Sur es punta de lanza del crecimiento de la Iglesia Católica en Asia; el @PapaFrancisco la vista en Agosto de 2014.
  4. Quienes promueven ideas en contra del don de la vida son coherentes en el hecho de que se reproducen menos. 🙂
  5. Muchas mujeres aman su femineidad, y le dan todo su valor, pero no sienten ninguna necesidad de ser feministas.
  6. Nunca en la historia de la Iglesia se han movilizado tantos laicos a defender su fe, liturgia, instituciones y principios.
  7. Nunca la Iglesia tuvo tantas propuestas de formación en Biblia, catequesis, pastoral de salud, dirigidos a los laicos.
  8. La Iglesia Católica es la institución, a nivel mundial, que dedica más tiempo, personas y esfuerzos a enfermos de SIDA.
  9. Toma buen tiempo para visitar las tumbas de tantos que anunciaron el colapso, la agonía o la muerte de la Iglesia Católica.
  10. Si amas la Iglesia, oras por Ella, conoces su hermosa doctrina, haces penitencia por sus pecados y le ayudas en su misión, hay esperanza.

Primero publicado en mi cuenta de Twitter.

Laudes & Vísperas para la semana del 17 al 23 de Agosto

citara

Domingo 17: XX del Tiempo Ordinario, Ciclo A

Lunes 18

Martes 19

Miércoles 20: Memoria de San Bernardo de Claraval, presbítero

Jueves 21: Memoria de San Pío X, Papa

Viernes 22: Memoria de la Santísima Virgen María, Reina del Universo

Sábado 23: Fiesta de Santa Rosa de Lima, OP, virgen

María y la Eucaristía frente a los desafíos contemporáneos a la fe

[Conferencia en la Parroquia del Espíritu Santo, en Asunción, Paraguay. Agosto de 2014.]

* ¿Que hay detrás de los grandes desafíos que enfrenta la Iglesia en tantas partes del mundo? Encontramos, entre otros daños: persecución abierta, como la que se vive en zonas de Nigeria, Iraq y Siria; mala formación teológica en los sacerdotes, como sucede en muchos seminarios imbuidos de doctrinas supuestamente progresistas pero en realidad incompatibles con la fe; destrucción de la familia y desprecio por la vida.

* El daño más grave parece suceder allí donde se pasa del deseo de una convivencia pacífica de personas al supuesto deber de una aceptación imposible de ideas y creencias diversas. Para convivir con las personas se nos pide que no discutamos las ideas. Y ello conduce al desprecio de la verdad.

* Sucede que cuando la verdad es arrojada del lugar que le pertenece, como trono que ilumina nuestra razón y nuestra vida, en el trono de la verdad algo se pone: la comodidad, el placer, lo que sí “funciona,” lo que está de moda, lo que dice la mayoría. Esa multitud de impostores explica la variedad de desafíos que enfrenta nuestra fe, y también el hecho de que todos ellos detesten la proclamación de la victoria de Cristo y de nuestro anhelo de servirle y amarle como Nuestro Señor.

* Es importante que todos, pero especialmente los laicos, descubran el lugar irreemplazable que tienen en este tipo de combate espiritual. La voz del sacerdote o del obispo pronto es descartada en el ámbito secularizado que se impone en todas partes. Es una exclusión injusta pero real. Por eso requerimos de científicos, literatos, artistas, abogados, médicos y todo tipo de técnicos, profesores y profesionales que sean competentes en su propia área y muy formados en su fe.

* Las dos columnas que a laicos y ministros ordenados nos sostienen, por igual, son las que vio Don Bosco, a saber, la Eucaristía y la Virgen María.

* La Eucaristía es la expresión más plena del amor de Dios, en cuanto es posible recibirlo en esta tierra. Sólo del Pan Consagrado se dice: “Este es el Cordero que quita el pecado del mundo.” Esa densidad de presencia nos habla de la presencia total de Dios, y tal es el volumen de amor que necesita quien va a pelear por la causa de Dios. Lo mismo que a Elías, el señor nos dice: “Levántate y come porque el camino es superior a tus fuerzas” (1 Reyes 19,7-8).

* Si el alimento eucarístico nos empuja a seguir el camino, la santidad y belleza de María nos atraen hacia la meta. Ella, con su propio ser y con su palabra, nos está diciendo que el Evangelio es real, es posible, sí funciona, sí da fruto y sí colma de felicidad a quien le obedece.

Conocer los engaños de los Testigos de Jehová

“Antonio Carrera es un ex testigo de Jehová de origen vasco que permaneció en esta secta durante 13 años. Autor de numerosos escritos en los que explica cuál fue su experiencia y cuáles son las grandes mentiras de esta secta, Carrera siempre pide “a Dios que nunca tengan que sufrir el desengaño que yo experimenté al descubrir la falsedad de los testigos de Jehová. Le doy gracias a Dios por su bondad y misericordia, ya que me salvó de hundirme en el ateísmo, como les suele suceder a casi todos los que abandonan la secta de ‘La Atalaya”…”

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El valor del matrimonio

215 La familia tiene su fundamento en la libre voluntad de los cónyuges de unirse en matrimonio, respetando el significado y los valores propios de esta institución, que no depende del hombre, sino de Dios mismo: « Este vínculo sagrado, en atención al bien, tanto de los esposos y de la prole como de la sociedad, no depende de la decisión humana. Pues es el mismo Dios el autor del matrimonio, al cual ha dotado con bienes y fines varios ».473 La institución matrimonial —« fundada por el Creador y en posesión de sus propias leyes, la íntima comunidad conyugal de vida y amor » 474 — no es una creación debida a convenciones humanas o imposiciones legislativas, sino que debe su estabilidad al ordenamiento divino.475 Nace, también para la sociedad, « del acto humano por el cual los esposos se dan y se reciben mutuamente » 476 y se funda sobre la misma naturaleza del amor conyugal que, en cuanto don total y exclusivo, de persona a persona, comporta un compromiso definitivo expresado con el consentimiento recíproco, irrevocable y público.477 Este compromiso pide que las relaciones entre los miembros de la familia estén marcadas también por el sentido de la justicia y el respeto de los recíprocos derechos y deberes.

216 Ningún poder puede abolir el derecho natural al matrimonio ni modificar sus características ni su finalidad. El matrimonio tiene características propias, originarias y permanentes. A pesar de los numerosos cambios que han tenido lugar a lo largo de los siglos en las diferentes culturas, estructuras sociales y actitudes espirituales, en todas las culturas existe un cierto sentido de la dignidad de la unión matrimonial, aunque no siempre se trasluzca con la misma claridad.478 Esta dignidad ha de ser respetada en sus características específicas, que exigen ser salvaguardadas frente a cualquier intento de alteración de su naturaleza. La sociedad no puede disponer del vínculo matrimonial, con el cual los dos esposos se prometen fidelidad, asistencia recíproca y apertura a los hijos, aunque ciertamente le compete regular sus efectos civiles.

217 El matrimonio tiene como rasgos característicos: la totalidad, en razón de la cual los cónyuges se entregan recíprocamente en todos los aspectos de la persona, físicos y espirituales; la unidad que los hace « una sola carne » (Gn 2,24); la indisolubilidad y la fidelidad que exige la donación recíproca y definitiva; la fecundidad a la que naturalmente está abierto.479 El sabio designio de Dios sobre el matrimonio —designio accesible a la razón humana, no obstante las dificultades debidas a la dureza del corazón (cf. Mt 19,8; Mc 10,5)— no puede ser juzgado exclusivamente a la luz de los comportamientos de hecho y de las situaciones concretas que se alejan de él. La poligamia es una negación radical del designio original de Dios, « porque es contraria a la igual dignidad personal del hombre y de la mujer, que en el matrimonio se dan con un amor total y por lo mismo único y exclusivo ».480

218 El matrimonio, en su verdad « objetiva », está ordenado a la procreación y educación de los hijos.481 La unión matrimonial, en efecto, permite vivir en plenitud el don sincero de sí mismo, cuyo fruto son los hijos, que, a su vez, son un don para los padres, para la entera familia y para toda la sociedad.482 El matrimonio, sin embargo, no ha sido instituido únicamente en orden a la procreación: 483 su carácter indisoluble y su valor de comunión permanecen incluso cuando los hijos, aun siendo vivamente deseados, no lleguen a coronar la vida conyugal. Los esposos, en este caso, « pueden manifestar su generosidad adoptando niños abandonados o realizando servicios abnegados en beneficio del prójimo ».484

NOTAS para esta sección

473Concilio Vaticano II, Const. past. Gaudium et Spes, 48: AAS 58 (1966) 1067- 1068.

474Concilio Vaticano II, Const. past. Gaudium et spes, 48: AAS 58 (1966) 1067.

475Cf. Catecismo de la Iglesia Católica, 1603.

476Concilio Vaticano II, Const. past. Gaudium et spes, 48: AAS 58 (1966) 1067.

477Cf. Catecismo de la Iglesia Católica, 1639.

478Cf. Catecismo de la Iglesia Católica, 1603.

479Cf. Juan Pablo II, Exh. ap. Familiaris consortio, 13: AAS 74 (1982) 93-96.

480Juan Pablo II, Exh. ap. Familiaris consortio, 19: AAS 74 (1982) 102.

481Cf. Concilio Vaticano II, Const. past. Gaudium et spes, 48. 50: AAS 58 (1966) 1067-1069. 1070-1072.

482Cf. Juan Pablo II, Carta a las Familias Gratissimam sane, 11: AAS 86 (1994) 883-886.

483Cf. Concilio Vaticano II, Const. past. Gaudium et spes, 50: AAS 58 (1966) 1070-1072.

484Catecismo de la Iglesia Católica, 2379.

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