[Vocación profética de la Vida Religiosa: un retiro ofrecida a las Dominicas de la Inmaculada, en Ecuador. Julio de 2014.]
Tema 9 de 16: Monjes, ascetas y ermitaños
* Desde mediados del siglo III, y sin que se pagara aún la llama de odio contra el cristianismo naciente en el Imperio Romano, algunos hombres y también algunas mujeres buscaron modos radicales de vivir su fe cristiana. En muchos casos su opción se convirtió en una especie de martirio voluntario, por los altos grados de renuncia y penitencia a que llegaron.
* Se puede preguntar qué tiene que ver ese modo de vida con el Evangelio, que nos parece mucho más “humano.” Una mirada a la Biblia resuelve muchas dudas: el desierto es el espacio de la alianza; de la pureza en la fe; de la victoria sobre los ídolos y sobre el demonio; del retorno al amor primero.
* Tras las huellas de un Juan Bautista, o del mismo Cristo inmediatamente después de su bautismo, los monjes del desierto manifiestan la primacía de Dios. Su lema bien podrían ser aquellas palabras de Santa Teresa de Jesús: “Sólo Dios basta.”
* Debe destacarse que, lo mismo que sucedió con Jeremías, también estos monjes tienen como consigna distanciarse de las prácticas y valores del mundo, no correr tras él. Será en cambio el mundo, es decir, mucha gente en necesidad, la que buscará a estos sabios en el Espíritu para pedir consejo, oración y sanación.