¿Quién debe decir: Por Cristo, con Él y en Él?

Tengo una duda referente a las costumbres en la celebración de la Sagrada Eucaristía, soy delegado de la comunión y cuando estaba recibiendo mi formación para este servicio, se nos dijo que no estaba bien que pueblo repitiera aquella oración que hace el sacerdote después de la consagración, elevando la ofrendas y diciendo “Por Cristo, con Él y en Él…” porque se considera parte de la formula de consagración; sin embargo veo muchos sacerdotes que invitan al pueblo a decirlo juntos, ¿Qué es lo correcto? Gracias padre. – E. V. Arango.

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La manera de celebrar la misa no sale de lo que a cada sacerdote se le ocurra. Hay unos criterios básicos que son necesarios porque ni el sacerdote ni ninguna comunidad particular pueden considerarse “dueños” de la misa.

La “manera de celebrar” la indican los misales que se usan en las parroquias e iglesias a través de un documento que se llama la “Instrucción general del Misal Romano,” usualmente abreviado IGMR, que todos puede consultar haciendo click aquí.

El numero 151 de la IGMR dice textualmente: “Después de la consagración, habiendo dicho el sacerdote: Este es el Sacramento de nuestra fe, el pueblo dice la aclamación, empleando una de las fórmulas determinadas. Al final de la Plegaria Eucarística, el sacerdote, toma la patena con la Hostia y el cáliz, los eleva simultáneamente y pronuncia la doxología él solo: Por Cristo, con Él y en Él. Al fin el pueblo aclama: Amén. En seguida, el sacerdote coloca la patena y el cáliz sobre el corporal.

No hay entonces margen de duda: esas palabras ha de decirlas el sacerdote solo.

Alguien puede estar en desacuerdo y aducir algunas razones sobre por qué las cosas deberían ser de otro modo. Pero podemos imaginar lo que sucede si cada uno pretende imponer lo que considera que debería hacerse. Y no hay que imaginar mucho: ya esos caprichos los vimos en los años inmediatamente posteriores al Concilio Vaticano II, incluyendo el caso de sacerdotes que creían que la misa “debería” celebrarse con tortillas de maíz.

Como no hay necesidad de volver a esos tiempos y a esas discusiones, lo mejor es que todos comprendamos que la liturgia es un bien público de nuestra fe y que merece amor, cudiado y respeto.

Doctrina católica y falsas expectativas

“La Iglesia no formula sus enseñanzas según parámetros de tipo sociológico. No hace encuestas para ver cuántas personas creen en la Trinidad y cuántas no creen. No se adapta a las tendencias de la gente para ganarse más “adeptos”. No busca contentar a los políticos ni a los periodistas…”

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