Cómo se relacionan principios y valores en la vida social

197 La doctrina social de la Iglesia, además de los principios que deben presidir la edificación de una sociedad digna del hombre, indica también valores fundamentales. La relación entre principios y valores es indudablemente de reciprocidad, en cuanto que los valores sociales expresan el aprecio que se debe atribuir a aquellos determinados aspectos del bien moral que los principios se proponen conseguir, ofreciéndose como puntos de referencia para la estructuración oportuna y la conducción ordenada de la vida social. Los valores requieren, por consiguiente, tanto la práctica de los principios fundamentales de la vida social, como el ejercicio personal de las virtudes y, por ende, las actitudes morales correspondientes a los valores mismos.426

Todos los valores sociales son inherentes a la dignidad de la persona humana, cuyo auténtico desarrollo favorecen; son esencialmente: la verdad, la libertad, la justicia, el amor.427 Su práctica es el camino seguro y necesario para alcanzar la perfección personal y una convivencia social más humana; constituyen la referencia imprescindible para los responsables de la vida pública, llamados a realizar « las reformas sustanciales de las estructuras económicas, políticas, culturales y tecnológicas, y los cambios necesarios en las instituciones ».428 El respeto de la legítima autonomía de las realidades terrenas lleva a la Iglesia a no asumir competencias específicas de orden técnico y temporal,429 pero no le impide intervenir para mostrar cómo, en las diferentes opciones del hombre, estos valores son afirmados o, por el contrario, negados.430

NOTAS para esta sección

426Cf. Catecismo de la Iglesia Católica, 1886.

427Cf. Concilio Vaticano II, Const. past. Gaudium et spes, 26: AAS 58 (1966) 1046-1047; Juan XXIII, Carta enc. Pacem in terris: AAS 55 (1963) 265-266.

428Congregación para la Educación Católica, Orientaciones para el estudio y enseñanza de la doctrina social de la Iglesia en la formación de los sacerdotes, 43, Tipografía Políglota Vaticana, Roma 1988, p. 43.

429Cf. Concilio Vaticano II, Const. past. Gaudium et spes, 36: AAS 58 (1966) 1053-1054.

430Cf. Concilio Vaticano II, Const. past. Gaudium et spes, 1: AAS 58 (1966) 1025-1026; Pablo VI, Carta enc. Populorum progressio, 13: AAS 59 (1967) 263-264.

Este Compendio se publica íntegramente, por entregas, aquí.

¿Son inmorales los juegos de azar?

“La utilización de los juegos de azar o de apuestas en sí misma, no es inmoral. Sí lo es, el uso inadecuado de los mismos. Son actividades que necesitan de un riesgo, normalmente económico y es en ellas donde las personas que presentan conducta dependiente o adictiva, no tóxica, encuentran su infierno particular…”

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Un testimonio desde Conyers, GA

Padre Nelson mi esposa Marisol y yo queremos dar le las gracias por sus oraciones. Nosotros lo conocimos en nuestra parroquia de St. Pius x en conyers, Ga durante los retiros que usted ha venido. De una manera especial durante el último retiro que usted vino a san pius x. yo le pedí que hiciera una oración especial por nosotros por que hacia 6 años que nos casamos y mi esposa había quedado infértil desde que tuvo un aborto espontaneo a los 4 meses de que nos casamos. Aun no hacia un año que usted le había dicho a mi esposa que la virgen le regalaría un bebe para Diciembre y esta vez usted le hizo una oración a mi esposa en el vientre. Nosotros hemos aprendido a confiar en Dios dejándole todos nuestros planes, deseos y angustias. Sin embargo, mi esposa y yo esperamos ese Diciembre con un poco de ansiedad por que queríamos saber lo que sucedería aunque sabíamos que todo estaba en las manos de Dios.

Llego Diciembre y nada pero gracias a Dios aprendimos a confiar mas en Dios y nuestro consuelo era, “Dios sabe cuando nos lo dará.” A lo largo de nuestro servicio a Dios en la Iglesia hemos conocido a Usted y muchos otros sacerdotes y laicos que han orado por mi esposa y por mí. Dios ha sido muy generoso con nosotros por que nos ha puesto en el camino de personas tan llenas del amor de Dios. El no poder tener hijos aprendimos en confiar en Dios de una manera especial por que nada nos asía sentir mal por el echo de no poder tener hijos. Yo tenia la certeza de que Dios nos regalaría un bebe, mi esposa y yo vivíamos sin preocupación como si era una realidad solo era cuestión de esperar. El 20 de Agosto cumplimos 2 años de que mi esposa, un grupo de personas y yo iniciamos un grupo de oración ala Divina Misericordia. Cada Domingo alas tres de larde nos hemos reunido para rezar la Coronilla y cada primer Domingo del mes el Padre John expone el santísimo para que nosotros estemos una hora en adoración, oración y alabanza. Sin explicación basada en la ciencia mi esposa tiene hoy 10 semanas de embarazo aun cuando ella no iniciaba un tratamiento para ayudarla a ovular el cual lo iniciaría hasta Diciembre 2007. Mi esposa concibe el día 16 de agosto y nosotros nos damos cuenta que ella esta embarazada 5 semanas después para gloria de Dios. Mi esposa y yo vemos en todo esto la mano de Dios que nos ha favorecido de una manera especial exactamente 2 años después del primer retiro de La Divina Misericordia en nuestra parroquia y así mismo en Atlanta.

Hoy que Dios nos ha dado el regalo de ser padres por segunda vez se lo hemos entregado a el y a la protección de la Santísima virgen María. Mi esposa y yo solo queremos darle gloria a Dios y queremos ofrecerlo para mayor gloria de su nombre. Padre por favor ore por mi esposa, por nuestro bebe y por mi para que seamos dóciles a su voluntad aun en mi ignorancia y mi temor de no saber lo que Dios nos tiene preparado.

Gracias y que Dios lo bendiga. — Juan Y Marisol Méndez, Apóstoles Eucarísticos de La Divina Misericordia, St. Pius X Conyers, GA

Aprender a adquirir perspectiva histórica: hubo crímenes no vistos como tales

El maltrato y la sujeción servil de los indígenas eran prácticas consideradas en el siglo XVI más o menos como en el siglo XX son considerados el aborto, el divorcio o la práctica de la homosexualidad, es decir, como algo que, sin ser ideal -ni tampoco practicado por la mayoría-, debe ser tolerado, pues de su eventual eliminación se seguirían males peores.

Entre aquella situación moral y ésta hay, sin embargo, una diferencia importante. Mientras que en el XVI hispano se alzaba contra aquellos males un clamor continuo de protestas, que modificaba con frecuencia las conciencias y conductas, y que llegaba a configurar las leyes civiles, en cambio, en el siglo XX, las denuncias morales de los males aludidos son mucho más débiles, afectan menos las conciencias y conductas, y desde luego no tienen fuerza para modelar las leyes.

Eran otros tiempos, sin duda. La primera época de España en las Indias era un tiempo muy diverso del nuestro actual, y no podríamos juzgar rectamente a aquellos hombres sin colocarnos mentalmente en su cuadro histórico cultural y circunstancial. Por lo demás, si hiciéramos una comparación entre la moralidad de los encomenderos o de los representantes de la Corona en las Indias, y el grado de honradez de los empresarios o políticos españoles e hispanoamericanos de hoy, probablemente saldrían ganando aquéllos. Y de los soldados, funcionarios, artesanos y comerciantes, habría que decir lo mismo.

Será mejor, pues, que no juzguemos a aquellos hombres con excesiva dureza, ya que nuestro presente no nos permite hacer duras acusaciones a nuestro pasado. Y menos aún deben hacerlas quienes hoy más las hacen, es decir, aquéllos que durante cuarenta años no han tenido nada que denunciar en los países esclavizados por el comunismo en Europa, sino que por el contrario, cuando eran invitados a visitarlos, volvían cantando alabanzas…

El autor de esta obra es el sacerdote español José Ma. Iraburu, a quien expresamos nuestra gratitud. Aquí la obra se publica íntegra, por entregas. Lo ya publicado puede consultarse aquí.