Regla para distinguir la verdad católica del error

“Este pequeño libro, lleno de vigor y ciencia, ha atraído la atención de los estudiosos sobre todo a partir del s. XVI, y sus afirmaciones han sido muy tenidas en cuenta en momentos de confusión doctrinal, desde las polémicas entre protestantes y católicos del s. XVII hasta la crisis modernista, porque en él se encuentra un excelente testimonio cristiano y respuesta ante los riesgos de escepticismo y de relativismo teológico. En efecto, los temas claves del tratado son: fidelidad a la Tradición y progreso dogmático. El Conmonitorio es uno de los libros que más historia ha dejado en pos de sí. Hoy pasan de 150, entre ediciones y traducciones a diversas lenguas…”

Verdad católica

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Un filósofo habla de genes y embriones

El filósofo Fabrice ­Hadjadj, director de Philanthropos, el Instituto Europeo de Estudios Antropológicos (Friburgo, Suiza), analizaba, en una entrevista que reproducimos a continuación, el estatuto del embrión humano.

Respondía al profesor René Frydman que, en Le Figaro del viernes 12 de julio, afirmaba: «Para mí, el embrión no es una persona humana», y declaraba que prohibir la investigación con embriones humanos era «incoherente y retrógrado».

–Muchos afirman que «el embrión no es una persona». ¿Qué piensa usted sobre esto?

– Es curioso, no se busca jamás a un filósofo para practicar una reproducción asistida, pero no se duda en preguntar a un médico sobre cuestiones filosóficas.

»Quiero recordar que la noción de persona es una noción metafísica, de origen teológico incluso, y que no la podemos emplear así como así sin ser más arribista y más vanidoso que «El burgués gentilhombre»[la comedia de Molière, del s.XVII].

»Por otra parte, no sé si usted se ha dado cuenta, pero nos esforzamos en decir «el embrión», sin más. Pero, ¿de qué se trata? ¿De un embrión de vaca, de macaco, de ornitorrinco? No, se trata de un embrión humano.

»A M. Frydman le ha sido fácil argumentar diciendo: «Un ojo no preparado no puede ver la diferencia entre un embrión de ratón y un embrión humano». Él, el defensor del «in vitro veritas», conocedor de la genética y acostumbrado a manejar el microscopio electrónico, repentinamente se niega a ver el código genético de este embrión y promociona «el ojo no preparado».

»¿Implantaría él un embrión de ratón en las mujeres que le solicitan una reproducción asistida? ¿Por qué no, si no hay ninguna diferencia? La evidencia es que el embrión sobre el que estamos hablando es humano. Ningún científico puede decir lo contrario.

»Ahora bien, eliminar a un ser humano es un homicidio. Hacer del ser humano un material excedente es el colmo de la explotación. Y con esto no estoy emitiendo un juicio de valor. Después de todo, puede haber motivos para ser un homicida, y numerosos Estados, en nombre del progreso, han legalizado la explotación y la manipulación de los humanos. Lo que yo reprocho, como filósofo, es que se rechace llamar gato a un gato, y que nos abandonemos a circunloquios para disimular.

Texto completo publicado en Religión en Libertad.

Partió invocando a la Santa Trinidad

Parte en nombre de la Trinidad

El 3 de agosto de 1492, tras siete años de innumerables negociaciones y conversaciones con nobles, frailes, marinos y con los mismos Reyes, parte Colón finalmente del puerto de Palos. Parte, escribe Las Casas, «en nombre de la Santísima Trinidad (como él dice, y así siempre solía decir)» (III Viaje). Parte llevando a Cristo en su nao Santa María, que no hubiera podido llevar otro nombre la nave capitana del Descubrimiento.

Así cuenta Gonzalo Fernández Oviedo la partida en su monumental Historia General y Natural de las Indias: «Colón recibió el sanctísimo sacramento de la Eucaristía el día mismo que entró en el mar, y en el nombre de Jesús mandó desplegar las velas y salió del puerto de Palos por el río de Saltés a la Mar Océana con tres carabelas armadas, dando principio al primer viaje y descubrimiento destas Indias». Y nosotros le acompañaremos en su Primer Viaje, siguiendo sus propios relatos.

El autor de esta obra es el sacerdote español José Ma. Iraburu, a quien expresamos nuestra gratitud. Aquí la obra se publica íntegra, por entregas. Lo ya publicado puede consultarse aquí.

Sacerdotes que no dan la comunión de rodillas

Tengo una consulta, en mi parroquia el sacerdote que vino ahora se niega a darnos la comunion de rodillas, ya se le pregunto el porque, y dice que no esta permitido y que es una practica antigua y que el nunca va a dar la eucaristia de esa manera… por otro lado me dijeron que no podemos hacer nada, porque los sacerdotes pueden hacer lo que quieren durante la misa segun les parezca… que piensa usted? es cierto que es asi y que pueden hacer lo que quieren?

* * *

No es cierto que el sacerdote sea “dueño” de la Misa. Tampoco es cierto que esa forma devota de comulgar sea tan “antigua.” Ni es cierto que por “antigua” haya que descartarla (más “antiguo es el hecho mismo de comulgar: ¿lo vamos a descartar por antiguo?). En todo esto el sacerdote está claramente equivocado.

Hay dos caminos a seguir: uno, duro; otro, más suave.

El camino “duro” es ir donde el obispo, acusar al sacerdote, reunir firmas, lograr una carta mandatoria para obligar a que el sacerdote dé la comunión a los que la soliciten de rodillas. A veces esto funciona, supongo, aunque no conozco un solo caso en que sea así. Esta estrategia aumenta la sensibilidad, endurece las partes, crea diferencias insalvables, destruye la confianza y termina llevando hacia situaciones litúrgicas y pastorales peores.

El camino “suave” es este: aun entendiendo que el sacerdote no tiene razón en lo que dice, hay que buscar la manera de construir algo que no sea una guerra de ofensas y prejuicios. Para nuestro orgullo a veces es atractiva la idea de ganar una discusión o triunfar sobre un error ajeno pero esa clase de sentimiento le da poca gloria a Dios y en cambio abre las puertas a muchos desastres.

En realidad, el camino “duro” sólo es necesario si el sacerdote está diciendo herejías o pisoteando la liturgia. Si no es el caso, y uno se siente tentado de tomar ese camino, es preferible irse a otra parroquia.

Si uno se siente capaz de asumir el camino “suave” lo mejor es conocer más la parroquia, integrarse a los grupos o comunidades que haya, primero con un perfil de sencillez y apoyo, y liego de un modo más abierto. A medida que vamos conociendo los rostros, las actitudes, las intenciones reales de las personas los prejuicios se van disolviendo.

Es de desear que ese camino “suave” lleve un día a replantear las cosas no como quien exige de un funcionario público sino como quien habla con un hermano en la fe y un verdadero guía espiritual. Por supuesto, sea cual sea la decisión y el camino, es muy importante orar pidiendo luz para nosotros y para todos.