[Estudio introductorio a la Encíclica Lumen Fidei, del Papa Francisco. Predicación en los Monasterios de las Dominicas Contemplativas de Murcia y de Lerma, en España, Octubre de 2013.]
Tema 8 de 10: Transmitir la Fe
* Si los capítulos 1 y 2 de la Lumen Fidei nos han acercado al camino y la naturaleza de la fe, el capítulo 3 aborda la cuestión de la transmisión de la fe. El punto central es que uno es parte de una comunidad creyente pero uno no es dueño del contenido de la fe.
* La memoria nos vincula a una historia que va más allá de nosotros mismos: nos remite a un pueblo, a una familia, a una comunidad. En este punto conviene recordar la riqueza del Cuarto Mandamiento: “Honrar a padre y madre.”
* Claramente el Cuarto Mandamiento no manda honrar lo bueno y lo malo; es entonces una invitación a leer el pasado y el origen próximo, o sea, la familia, los papás, y descubrir en ello qué es digno de imitación y honra. Se parece mucho a lo que hemos venido diciendo sobre la fe: escuchar la palabra y comprender el signo.
* Según eso, el Cuatro Mandamiento no hay que adscribirlo automáticamente a la serie de disposiciones con respecto al prójimo, como si se tratara sólo de ver en ellos los primeros con los que es deber cumplir una cierta obligación. este Mandamiento en realidad pertenece con igual derecho a la “Primera Tabla,” es decir, a la serie que mira hacia Dios, porque en el fondo de lo que se trata es de encontrar el rastro de su paso empezando por donde se debe empezar por la memoria, y la historia compartida.
* A su vez, la obra de evangelización de la Iglesia conviene mirarla como su manera de ser madre (que merece honra, según el mismo Mandamiento). La Iglesia realiza su ser cuando es fecunda, es decir, cuando evangeliza. Y evangeliza desde su memoria común. La fe de la Iglesia no es una colección de actos individuales sino victoria que supera el aislamiento del individuo.
* Por eso la fe desarrolla su lenguaje, en al medida en que el lenguaje es el vehículo de experiencias, esperanzas, narraciones que hablan de los prodigios del Señor.
* Y además del lenguaje, está el “ambiente.” Todo amor quiere crear una casa. Y por eso creer no es simplemente asentir a unas verdades o tener incluso elaboradas explicaciones sobre cómo se relacionan los enunciados de la fe. es ser parte de esa casa, y ayudar a embellecerla, sostenerla, ampliarla. Esa “casa” que es la Iglesia contiene liturgia, santidad, rituales, sacramentos, devociones, experiencias de evangelización.