Nacido en Colombia, y deudor, de tantas maneras, de España, a la que llamamos con afecto “Madre Patria,” sólo puedo escribir para expresar mi profundo dolor, y mi más ferviente oración por tantos que han muerto o han querido gravemente heridos o afectados por el reciente accidente ferroviario, ya cerca de las puertas de Santiago de Compostela.
¡Cuántas vidas segadas en un instante! ¡Cuántas historias trastornadas para siempre, debajo de los hierros retorcidos!
Que el amor gigantesco que palpitó en el corazón del apóstol Santiago, y la dulce y consoladora ternura de la Señora del Pilar se dejen sentir en esta hora de luto para Galicia y toda España.
¡Estamos con vosotros!