¿Está obsesionada la Iglesia con la sexualidad, o en cambio: está obsesionado el mundo con trivializar el sexo?
Séptima Lección sobre el martirio
Lección Séptima
Los procesos de los mártires
Evolución del derecho penal romano
Una cierta suavización humanitaria, respecto de la letra dura y formalista del Derecho romano antiguo, parece darse en la evolución de las leyes civiles desde el siglo I al III, quizá a causa del estoicismo que inspiraba a muchos jurisconsultos y a algunos emperadores. Pero, en extraña anomalía, las leyes penales no siguieron en absoluto ese mismo camino. Y es que estas leyes no venían configuradas por las tendencias filosóficas o jurídicas, sino solamente por la política, que en aquella época se manifiesta prepotentemente «imperial», es decir, inclinada al despotismo y hostil a la libertad. Las disposiciones protectoras del tiempo de la República se ven anuladas en el Imperio por la arbitrariedad autoritaria.
Este movimiento retrógrado se acentúa en el siglo III, cuando desaparece el jurado y las causas capitales quedan en manos del prefecto.
La extensión del derecho de ciudadanía realizada en tiempos de Caracalla fue engañosa, pues no hizo gozar a los provincianos de los privilegios de los ciudadanos de Roma, sino que asimiló a éstos a los provincianos, sujetando a unos y a otros a la autoridad de los gobernadores, y suprimiendo el derecho ciudadano del recurso al César, del que en el siglo I usó San Pablo. En este mismo tiempo la tortura, reservada antes a los esclavos, se extiende a los plebeyos libres. Suplicios, como el del fuego, desconocidos antes, quedan inscritos en las leyes. Hay, pues, en el Derecho penal un claro endurecimiento regresivo.
Los cristianos, sin duda, fueron los más gravemente perjudicados por este retroceso del derecho penal. Se reafirmó contra ellos el delito de religión extranjera, antes caído en desuso. Y contra ellos, incluso, se acentuaron arbitrariamente las durezas, ya de suyo graves, del proceso criminal: el arresto, la cárcel preventiva, los interrogatorios, las torturas, la sentencia.
El llamado Matrimonio Igualitario significa la muerte del matrimonio
“El tren desbocado de la revolución sexual no se detendrá en el “matrimonio” homosexual. Así como las uniones civiles eran un mero trampolín para llegar al “matrimonio” homosexual, el movimiento para redefinir el matrimonio seguirá su curso irresponsable hasta que destruya el concepto de matrimonio y de familia. Pero no acepte mi palabra como tal. Vea lo que los escritores pro-homosexuales, profesores y activistas dicen ellos mismos. Es una verdadera revelación…”
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