Un cientifico le responde a Richard Dawkins

“En el caso de Dawkins creo que se ha pasado la frontera de la sensatez y prudencia que cabría esperar de un profesor de Oxford: acusar de fraude o deshonestidad a personas e instituciones es algo grave. Despreciar a millones y millones de creyentes que viven honestamente su religiosidad, muchos de ellos desde un perfecto conocimiento de la ciencia y de la cultura, es una insensatez e indignidad humanística considerable. Podría haber expuesto el ateísmo de una forma más digna y competente, como otros muchos hacen…”

Richard Dawkins

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Cuidado con trivializar Pentecostes

Cuando yo era niño, Pentecostés podía pasar casi desapercibido. Se cumplía a la letra lo que dijo Y. Congar en su hora, que el Espíritu Santo era el “gran desconocido.” Poco a poco, y en buena parte debido a la Renovación Carismática, en mi país y en muchos otros lugares se tomó más conciencia de la grandeza de esta fiesta litúrgica, y sobre todo, de la importancia de la acción del Paráclito en la vida de los cristianos. Surgieron así celebraciones, típicamente “vigilias,” en las que se destacaba y se destaca el poder del Espíritu, y también el gozo y fuerza que trae a los fieles.

Ahora el peligro es otro: cuando reúnes jóvenes–especialmente jóvenes–y la gente está “en buena onda” es fácil tener una fiesta agradable que ya no tiene demasiado que ver con el Espíritu de Dios, y que en cambio puede llenarse del espíritu del mundo, o de otros espíritus que no son limpios ni llaman a conversión y santidad. Mi experiencia en este sentido no ha sido la más hermosa en los últimos años y por eso pido a todos que, así como queremos que la Semana Santa sea santa con la santidad de Cristo, así preservemos Pentecostés en la fuerza de Cielo que debe tener.