Yo, por lo menos, no conocía este aspecto brillante e inspirador de Kafka.
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Alimento del Alma: Textos, Homilias, Conferencias de Fray Nelson Medina, O.P.
(1) Sé fiel a tus principios y fíate de Dios; (2) Una sola persona puede hacer una gran diferencia; (3) No te fíes de tu inteligencia; pide sabiduría.
Escoger el pecado no es libertad.
[Predicación para la comunidad hispana de la Parroquia de Santa Margarita de Escocia, en Morristown, NJ, Marzo de 2013.]
* Cuando Josué dice: “Yo y mi casa serviremos al Señor” (Josué 24,15), está seguro de la unidad de su familia en torno al querer de Dios. ¿Cómo se garantiza esa unidad? He aquí cinco recomendaciones:
(1) Cristo en el centro: para que en la pareja ninguno espere demasiado del otro, y para que los papás se desengañen con respecto a sus hijos, a los que suelen ver como buenos solamente porque sienten amor por ellos.
(2) Escuelas del perdón: no hay unión posible si la gente no aprende a decir: “Perdóname” y “Te perdono.”
(3) Aprecio por los dones de los demás.
(4) Comunicación y transparencia: Padres, ¡hablen de sus sueños a sus hijos!
(5) Proyectos comunes: para esto es ideal la vida parroquial!
[Predicación para la comunidad hispana de la Parroquia de Santa Margarita de Escocia, en Morristown, NJ, Marzo de 2013.]
* Ya la fisiología de la mujer, en su capacidad de percibir, comunicar y conectar, muestran que sus dones naturales son abundantes. ¿Hay un propósito para ellos? Por supuesto: la sensibilidad extendida, lectura de gestos, capacidad de empatía son necesarias para favorecer la vida. La mujer es ministra de la vida.
* La mujer, sin embargo, encuentra en el varón, si de veras la respeta y la ama, tres cosas: (1) Dirección, que le permite ser, no una inundación sino un río; (2) Ubicación, puesto que el mundo en general no nos mira desde la subjetividad que no conoce sino desde la objetividad de actos y resultados; (3) Un apoyo y presencia afectiva que no dependa de la sola apariencia física.
[Predicación para la comunidad hispana de la Parroquia de Santa Margarita de Escocia, en Morristown, NJ, Marzo de 2013.]
* Es propio del hombre ser “cabeza” pero eso no es una excusa para ser egoísta o agresivo. La Biblia muestra que hay un modo de ser “primero.”
* Lo propio del hombre de Dios es obedecer a Dios, ser coherente y poner al servicio de otros su capacidad objetiva de comprender las relaciones entre las personas, las situaciones y las metas.
[Predicación para la comunidad hispana de la Parroquia de Santa Margarita de Escocia, en Morristown, NJ, Marzo de 2013.]
* Muchos hebreos salieron de Egipto hacia el desierto; y muchos hebreos llegaron del desierto a la tierra de Canaán, la tierra prometida. Pero los que salieron no fueron los mismos que llegaron. Ni siquiera Moisés pudo completar el camino. Sólo hubo un hombre que tuvo ese privilegio: conoció la esclavitud de Egipto, la dureza del desierto y las seducciones y engaños de Canaán.
* Josué tiene entonces una posición de privilegio para distinguir al Dios verdadero, el de la Alianza, de los muchos dioses falsos. Cuando Josué dice: “Yo y mi casa serviremos al Señor” (Josué 24,15), ¡él sabe de qué está hablando!
* En hebreo Josué y Jesús se escriben de la misma manera. Su nombre significa: “El Señor salva.” Por eso resulta natural comparar lo que hizo Josué, llevando al pueblo a la tierra prometida, y lo que hizo Jesús, conduciéndonos a la gloria del Cielo.
El enemigo quiere oponer la justicia de Dios y la misericordia de Dios. La palabra sapientísima de Cristo se lo impide.
SOLEMNIDAD DE SAN JOSÉ, ESPOSO DE LA SANTÍSIMA VIRGEN MARÍA
No toda autoridad es autoritarismo, ni toda posición viril hay que calificarla de machismo. San José es referencia particular para los varones.
Padre San José,
Patrono y singular Protector de la Iglesia;
varón justo, de limpia mirada y honrado proceder;
siervo fiel, de puro corazón y alma bella;
hombre capaz de silencio y de palabra;
guía seguro y creyente sin tacha:
Mira esta hora del pueblo cristiano,
y con la fuerza de tu intercesión
protege la herencia que Cristo ganó a precio de Sangre.
Mira sobre todo a aquel que ha sido elegido
para presidirnos en la fe y la caridad:
dale tu abrazo paterno al que ha sido llamado
a ser padre espiritual de una multitud inmensa;
dale tu mano de hermano al que ha de lanzar la red
para que muchos salgan de las aguas engañosas del mundo
y entren por fin al rebaño de Cristo;
dale tu mirada, tu escucha y tu obediencia
para que el Papa Francisco,
puesto al timón de la barca de Pedro,
nos guíe con pulso firme,
y así, vencido al fin todo obstáculo,
podamos gozarnos en la eternidad
de la dulce comunión contigo,
y con la Bienaventurada Virgen María,
y con todos los Ángeles y Santos,
en la beatífica presencia del Padre
y del Hijo, y del Espíritu Santo.
Amén.
“¿Cuál es la herencia que Benedicto XVI deja a su Sucesor? La respuesta a esta pregunta pasa a través del entero pontificado del Papa emérito, teólogo profundo, creyente enamorado, humilde trabajador en la viña del Señor y, sobre todo ahora, peregrino de Dios en el silencio de la adoración y en la oración de intercesión…”
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Momento para proclamar a Cristo como Señor, y para exponer ante Él nuestras más sentidas necesidades, desde el corazón de una comunidad hispana en Morristown, NJ, en los Estados Unidos de América.
La luz conduce a la meta; ayuda a evitar obstáculos; revela la belleza del conjunto; permite reconocer a los que amamos.
La semana pasada vivimos días intensos, en la hermosa expectativa de la elección del sucesor de Benedicto XVI. Estoy seguro que muchos de nosotros oramos con fe y humilde corazón, implorando al Espíritu Santo el regalo de su luz para los Señores Cardenales, que tenían sobre sí la difícil tarea de discernir quién podría ser apto para la más alta responsabilidad que puede imaginarse sobre esta tierra. Después de sólo cinco escrutinios, la anhelada “fumata” blanca apareció en el cielo oscuro y lluvioso de Roma. Gritos de júbilo se alzaron inmediatamente de una ingente multitud de peregrinos que, apostados como centinelas del amor de todos, desafiaron el frío y la lluvia para ser los primeros en alegrarse y los primeros en saludar al Vicario de Jesucristo. Largos minutos hubo que esperar mientras el elegido se revestía, aceptaba luego el saludo y promesa de obediencia de sus cohermanos Cardenales, y por último se dirigía al balcón externo de la basílica de San Pedro, para saludar a su diócesis, Roma, y para bendecirnos a todos.
¡Qué gran sorpresa, escuchar el nombre del elegido, y oír inmediatamente el nombre que quiso para sí! El Papa Francisco, que desde ese 13 de Marzo bendito nos preside en la fe, tímido pero sonriente, daba las primeras señales de cómo será su servicio en la cátedra de Pedro. He aquí lo que aprendimos en pocos minutos con solo verle y escucharle en ese primer saludo.
1. Nos pidió orar por Benedicto XVI. Aprendemos que la Iglesia se renueva en las personas que sirven pero Ella misma permanece en fidelidad y continuidad profunda a su propio ser. No esperemos entonces esos grandes cambios que algunos quisieran, como si de repente la Iglesia dejara de ser lo que es y se volviera esclava de las modas o pareceres de cada época. En concreto, si alguna tenía ilusiones vanas en cambios con respecto a la enseñanza moral de la Iglesia en cuanto a la vida, la sexualidad o la familia, mejor que recapacite, porque no es la Iglesia la que tiene que cambiar, sino el mundo aprender de Ella.
2. Nos pidió que oráramos por él. Antes de bendecirnos, se inclinó para rogarnos que intercediéramos por su persona y su servicio. Es una lección hermosa de humildad que no resultará extraña para quienes conocían la trayectoria de Jorge Mario Bergoglio, ya desde su servicio a la Compañía de Jesús, y luego como obispo. La sencillez, la sobriedad, la austeridad, incluso, se han convertido en una especie de segunda naturaleza en él.
3. En sus breve discurso mencionó dos veces al Cardenal Vicario para la Diócesis de Roma. Entendemos que es un hombre que sabe y quiere delegar, trabajar en equipo, fomentar colegialidad. Por supuesto que conoce en quién recae la responsabilidad y no va a excusarse en decisiones de comité para quedar bien ante nadie. El Obispo de Roma es él, pero su estilo no será el de quien empuña el poder sino el de la mano que se extiende para crear y fortalecer verdadero espíritu de fraternidad.
Es importante que rodeemos con nuestro amor y oración al Sucesor de Pedro. Es importante que sepamos que son muchos sus enemigos, grandes los peligros, duro el combate. El Papa Francisco no puede estar solo. Nosotros estaremos junto a él, atentos a su palabra, discípulos de su corazón educado en la experiencia de buen jesuita, caritativo obispo, humilde testigo del amor de Dios que transforma y levanta.
[Predicación al Grupo de Oración de la Parroquia de Santa Margarita de Escocia, en Morristown, NJ, Marzo de 2013.]
* Es característico de las religiones paganas ver el trato con los dioses como una repetición o prolongación del trato de intercambio, trueque comercio que se da entre seres humanos.
* Según esa visión de las cosas, a cada necesidad humana hay que dar un “pago” a los dioses, que a menudo consiste en una forma de sacrificio proporcional a lo que se quiere obtener. En casos particularmente difíciles habrá que ofrecer la muerte de personas humanas.
* Todo cambia en Génesis capítulo 12, cuando Dios habla con Abraham y marca de manera unilateral, gratuita e irreversible una línea, una flecha que señala un antes y un después; un origen, camino y meta.
* Pero aún más importante es descubrir que este Dios le promete a Abraham su presencia y su guía: Dios hace el camino con su amigo, y le invita a buscar cada día la cercanía y la presencia del Señor.
* El peregrinar exterior engendra así un peregrinar interior, que se nota más en otros ejemplos bíblicos, como sucedió a los israelitas en el desierto: a medida que avanzaban sus pies, llegaban también a palpar sus propias rebeldías y resistencias interiores.
* El fruto de ese peregrinar exterior y sobre todo interior es una experiencia intransferible e imborrable de la presencia de Dios. Revestido de esa certeza, el creyente es como aquella casa que está verdaderamente cimentada sobre roca (Mateo 7).