La Verdad y el Amor, 05 de 12, Desierto, despojo y cruz

[Retiro Espiritual en el Real Monasterio de Monjas Dominicas en Caleruega, Octubre de 2012.]

Tema 5 de 12: Desierto, despojo y cruz

* El que no puede creer en el amor de Dios tampoco puede ver una esperanza de sentido en la vida más allá del límite de la muerte. Su desesperanza pronto se traduce en cinismo y en impaciente apurar las delicias que pueda beberse de un trago en el hoy, porque el hoy es su único lote y heredad.

* A esta clase de persona la Biblia la caracteriza como el “necio” o el “impío.” Su corazón está atrapado en una actitud que parece a la vez desesperada y forzosa. Por eso detesta la verdad y no quiere despertar. Le pide más bien al mundo, al demonio y a la carne que preparen nuevas mentiras que el sirvan para hospedar y a la vez mimar su egoísmo desesperado.

* Según el libro de la Sabiduría, capítulo 2, la actitud del impío termina en agresividad contra el “justo,” porque éste afirma que Dios existe, que se le puede conocer, que está vivo y que podemos participar de su misma vida.

* Semejante noticia, de ser aceptada, implicaría que el impío rompiera su prisión triste pero ya cómoda de pecado egoísta. por eso el impío quiere destrozar al justo, como quien quiere demostrarse que no es posible una verdad que hable de amor, ni un amor que sea genuina esperanza. He aquí la raíz de las persecuciones.

* Pero aunque el mundo no persiguiera a los creyentes, una cosa que es cierta es que los procesos mismos de la vida, tales como el fracaso, la enfermedad o la vejez, nos desnudan y despojan, y nos conducen más a la fuerza que por gusto a la verdad de lo que somos ante Dios y ante la eternidad.

* La Cruz asoma así como lugar privilegiado de la verdad, y casa también del amor, la esperanza y la fe.

La Verdad y el Amor, 04 de 12, La verdad impronunciable

[Retiro Espiritual en el Real Monasterio de Monjas Dominicas en Caleruega, Octubre de 2012.]

Tema 4 de 12: La verdad impronunciable

* Puesto que la verdad y la mentira no pueden coexistir, es un hecho que la abundancia de la cultura del engaño hace especialmente difícil la tarea de la evangelización. Es la lucha contra el prejuicio, la desinformación, incluso la difamación.

* No es que la fe tema a la verdad o al escepticismo. Cristo mismo se presenta como receptivo e incluso acogedor para con los que tienen dificultades para creer. Mientras haya búsqueda habrá camino, y ese camino, si es honesto, llegará a Cristo. Eso explica su actitud ante Natanael o ante el apóstol Tomás.

* Pero la cultura de la mentira engendra barreras de fastidio, de desamor, de rechazo irracional a lo verdadero. eso suele suceder de cuatro modos. (1) MENTIRAS: directas, calumnias, falsos patronazgos, falsas causalidades, falsas consecuencias.

(2) MEDIAS VERDADES: manipulación de estadísticas, “canon dentro del canon,” uso de los escándalos eclesiales, denuncias “proféticas” de justicia, selección de épocas de la historia de la Iglesia como únicas normativas (tradicionalismo).

(3) PRAGMATISMOS: afirmar que lo aceptable, lo de moda, jamás aceptará la dureza de las exigencias del Evangelio. Falso ecumenismo. Irenismo, sincretismo.

(4) SUPLANTACIONES SEMÁNTICAS: es el caso de la mayor parte de las herejías, y también del gnosticismo, experto en usar expresiones como “cristo,” meditación, o espiritualidad, de un modo ambiguo y tendencioso.

La ciencia y los milagros del santuario de Lourdes

“Millones de personas visitan el Santuario de Lourdes, aunque la Iglesia sólo ha reconocido 68 curaciones milagrosas. ¿Sería posible que en realidad nadie se hubiera curado, y que hubiera una explicación cientírica a esos 68 milagros reconocidos, especialmente a los reconocidos hace más de cien años? ¿Cuál es la postura de la ciencia sobre las curaciones extraordinarias que suceden en Lourdes?”

Milagros en Lourdes

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La comunidad de las naciones y las instituciones internacionales

84. Dados los lazos tan estrechos y recientes de mutua dependencia que hoy se dan entre todos los ciudadanos y entre todos los pueblos de la tierra, la búsqueda certera y la realización eficaz del bien común universal exigen que la comunidad de las naciones se dé a sí misma un ordenamiento que responda a sus obligaciones actuales, teniendo particularmente en cuanta las numerosas regiones que se encuentran aún hoy en estado de miseria intolerable.

Para lograr estos fines, las instituciones de la comunidad internacional deben, cada una por su parte, proveer a las diversas necesidades de los hombres tanto en el campo de la vida social, alimentación, higiene, educación, trabajo, como en múltiples circunstancias particulares que surgen acá y allá; por ejemplo, la necesidad general que las naciones en vías de desarrollo sienten de fomentar el progreso, de remediar en todo el mundo la triste situación de los refugiados o ayudar a los emigrantes y a sus familias.

Las instituciones internacionales, mundiales o regionales ya existentes son beneméritas del género humano. Son los primeros conatos de echar los cimientos internaciones de toda la comunidad humana para solucionar los gravísimos problemas de hoy, señaladamente para promover el progreso en todas partes y evitar la guerra en cualquiera de sus formas. En todos estos campos, la Iglesia se goza del espíritu de auténtica fraternidad que actualmente florece entre los cristianos y los no cristianos, y que se esfuerza por intensificar continuamente los intentos de prestar ayuda para suprimir ingentes calamidades.

[Constitución Gaudium et Spes, del Concilio Vaticano II, n. 84]

La Verdad y el Amor, 03 de 12, La seduccion de la mentira

[Retiro Espiritual en el Real Monasterio de Monjas Dominicas en Caleruega, Octubre de 2012.]

Tema 3 de 12: La seducción de la mentira

* Sobre todo a partir de las llamadas “guerras de religión” entre católicos y protestantes, la fe quedó reducida al terreno de lo subjetivo y de las opiniones.

* Por supuesto, aquello que pertenece al mundo prácticamente fantasioso de la sugestión y el gusto personal no piensa que tenga contenido alguno de verdad. En nuestra sociedad “pluralista,” lo verdadero pasa a pertenecer al ámbito de la ciencia, de las leyes (siempre reformables) o de la opinión prevalente.

* Se ha consumado así la separación entre fe y verdad, en aguda contraste con lo que enseña Santo Tomás, para el cual la fe es una perfección de la inteligencia, y su grado de certeza es mayor que el de cualquier otro conocimiento.

* ¿Por qué es relevante la relación entre fe y verdad? Porque sin esa relación toda fe es pura fe humana, es relato imaginario, y estudiar a Cristo es como estudiar mitología de dragones.

* Además, el avance de un modelo de “fe” desconectada de la verdad desemboca en el puro “buenismo,” es decir, aquella idea de que el Evangelio se puede traducir o presentar como una especie de humanismo light, que no va más allá de buenas intenciones, tolerancia y algo de filantropía. En semejante esquema el dogma, contenido de la fe, no importa, y en realidad la liturgia, los cánones del derecho o la palabra del magisterio son irrelevantes.

* Lo más grave, sin embargo, es que el eclipse del sentido de la verdad deja el campo abierto a la gran mentira, nombre que damos al falso dilema: o Dios o la felicidad humana. Aceptada esa alternativa falsa, que es una invitación a tomar el lugar de Dios, lo que sigue es responder de modo egoísta y perverso los grandes interrogantes de la vida humana: ¿Merece la pena ser bueno? ¿Hay una lógica o un deber-ser en lo que sucede? ¿Existe una justicia última?

* Al final del camino de la mentira lo que queda es un interminable baile de disfraces en que nada es lo que parece. Brota entonces aquella “náusea” de que hablaron los existencialistas ateos y vivir se vuelve angustioso y en realidad insufrible.

* Por ello importa enormemente descubrir la verdad de la fe, y dar a ella el libre asentimiento de una obediencia gozosa y firme.

Soy catolico, pasa algo?

“Como el vicio de escribir lo lleva Javier López López en la sangre, no puede callar ante tanto desmán actual y ha tomado el oficio de bloguero. Hoy presento su blog al que ha colocado el siguiente título: Soy católico, ¿pasa algo?”

soy catolico

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Palabras del Maestro de la Orden en el Sinodo 2012

El compromiso para la evangelización encuentra su alegría y su fuerza en la contemplación. Esta intuición de las órdenes mendicantes saca a la luz tres de los retos a los cuales debe enfrentarse hoy la evangelización.

El reto del conocimiento, afrontado en el diálogo con todos los que buscan la verdad: filósofos, científicos, investigadores. El despliegue de las ciencias y del conocimiento es la ocasión para poner en marcha esta “bella amistad entre la fe y las ciencias” proclamada por el Concilio. En la fe contemplamos el misterio de la continua creación de Dios y su llamada confiada a la libertad y la razón del hombre. En la amistad con los hombres de ciencia podemos discernir los retos para construir, juntos, un mundo para el hombre.

El reto de la libertad. En el encuentro con nuestros contemporáneos, creyentes o no, hay que dar a conocer, en primer lugar, la amistad de Dios con los hombres, antes de ofrecer unas respuestas a preguntas que, a veces, no están planteadas con los términos adecuados. Dejarse guiar por la paciencia de Dios, que cuenta con el hombre para que éste aprenda a situar su libertad a la altura de su dignidad, y contemplar la misericordia de Cristo, que nos precede, Él, que enseña a sus amigos lo que ha recibido del Padre.

El reto de la fraternidad. Las comunidades religiosas quieren ser lugares donde la fraternidad edificada sobre la diversidad aspire a ser transformada por el Espíritu de comunión en “sacramento” de la amistad de Dios con el mundo. Y, a causa de esta esperanza, se las reta a ampliar esta esperanza de comunión, uniendo su destino a los olvidados del mundo, haciendo suya la convicción del sínodo de 1971: “El combate por la justicia y la participación en la transformación del mundo aparecen claramente como una dimensión constitutiva de la predicación del Evangelio”.

La Verdad y el Amor, 02 de 12, contexto dominicano

[Retiro Espiritual en el Real Monasterio de Monjas Dominicas en Caleruega, Octubre de 2012.]

Tema 2 de 12: Introducción, Contexto de la Orden Dominicana

* Con especial alegría puede y debe recibir nuestra Orden Dominicana este “Año de la Fe.” Es lo nuestro. La fe nace de la predicación (Romanos 10), y nosotros mismos hemos sido llamados “pugiles fidei.”

* El hecho mismo de predicar supone una profunda fe, a varios niveles. Para entenderlo, conviene descubrir, entre tantos actos de la Iglesia que son “predicación” de diversos modos, cuál es aquel que de modo más directo corresponde al acto mismo de predicar.

* La predicación no es, en primer lugar, una obra, por ejemplo: un escrito, institución o pieza de arte. La predicación es un “acontecer” en el que un corazón se abre para brindar la palabra, y otro se abre para acogerla. Es una intersección de caminos; es un lugar de encuentro; una fusión de horizontes; un momento de comunión.

* Si se trata de la predicación cristiana, esa apertura concurrente de corazones y de vidas tiene otra dimensión más profunda: el predicador no se está anunciando a sí mismo. Su genuina tarea es desaparecer por vía de transparencia, y para ese objetivo necesita disponer todo su ser, alma y cuerpo.

* Así como un pianista no puede usar sus manos para cualquier oficio, el predicador modela su vida para ser instrumento apropiado de gracia y bendición a través de un ministerio específico que es de hecho tan próximo a la administración de un sacramento porque significa y transmite la gracia.

* Sobre esto trata con elocuencia el Capítulo II de las Actas del Capítulo General de los Dominicos en Roma (2010), y allí conviene referirse para desglosar implicaciones específicas en cuanto a nuestra forma de vida.

* Algunas sugerencias concretas para el Año de la Fe: (1) Sea este el tiempo para jamás volver a decir de un pasaje de la Escritura: “Ya lo conozco.” Queremos dejarnos sorprender por la Palabra.

(2) Sea este el tiempo para hacer sensible el corazón a la vida y realidad de la Iglesia, en la que Dios ha depositado su beneplácito, y ala que Cristo ha amado como su Esposa.

(3) Sea este el tiempo para leer con mayor hondura y comunión los signos de los tiempos en los rostros de nuestros hermanos, para hacer de nuestra vocación, como Domingo, un diálogo vivo con el Señor que se ha hecho Camino.

La Verdad y el Amor, 01 de 12, contexto eclesial

[Retiro Espiritual en el Real Monasterio de Monjas Dominicas en Caleruega, Octubre de 2012.]

Tema 1 de 12: Introducción, Contexto de Iglesia

* El Papa Benedicto ha venido insistiendo en tres expresiones que, si uno examina, están íntimamente relacionadas: hermenéutica de la continuidad, nueva evangelización, y ahora: Año de la Fe.

* La hermenéutica (interpretación, lectura comprensiva) de la continuidad (en cuanto al Concilio Vaticano II) va en contraste con las hermenéuticas de la ruptura, que son sobre todo dos: (1) La lectura tradicionalista, que ve en el Concilio una “traición” a lo que se supone que era y pensaba la Iglesia; (2) La lectura progresista, que idealiza el tiempo del Concilio y también el llamado “espíritu” del Concilio.

* Tradicionalistas y progresistas se parecen en que ven en el Concilio una “ruptura,” trágica o necesarísima, según el caso. Se parecen también en que ven en Juan Pablo II y ahora en Benedicto XVI “traidores,” para los tradicionalistas, por haber favorecido la “destrucción” de lo que la Iglesia era; para los progresistas, por haber asfixiado la atmósfera nueva que trajo el Concilio.

* La hermenéutica de la continuidad se apoya en las palabras y la intención de quien convocó el Concilio Vaticano II: Juan XXIII. El propósito del Concilio no fue definir aspectos de la fe, sino apoyarse en ella, y preguntarse cómo ofrecerla de modo más abierto y efectivo al mundo. La “continuidad” es ante todo la continuidad de la misma fe y de la misma Iglesia.

* A la vez, la continuidad nos lanza de nuevo a la tarea de la evangelización, y por eso ha de considerarse como fruto conciliar la Nueva Evangelización (de ningún modo un “nuevo evangelio”).

* Esa Nueva Evangelización no parte de cero: cuenta con el depósito de la fe, cuenta con la experiencia misionera multisecular, y además, mira con atención las señales del postconcilio, incluyendo la progresiva esterilidad de las disidencias, sean de corte tradicionalista o progresista.

* Tal es el contexto del Año de la Fe, mucho más una tarea pendiente que una simple celebración o recuerdo.

Para que sirven los dogmas

Lo que sigue es mi comentario a esta entrada del blog Espada de doble filo de Bruno Moreno..


Brillante. Oportuno. No te digo más elogios para no tentar la vanidad, Bruno. Dios te bendiga.

Agrego algo: observemos cómo, detrás del desprecio al dogma cristiano y católico está también la desconexión entre verdad y libertad, o entre bien y verdad. El bien se ve como fruto del puro apetito, de la espontaneidad buenista, o de un consenso social que se asume… dogmáticamente. Lo “bueno” es, por dogma postmoderno, lo que la sociedad secularizada declare como tal.

Esa “bondad,” indigesta y de muchos modos contradictoria consigo misma, no resiste análisis. Se refugia es su dogmatismo intolerante, subjetivista, rabioso, arrogante. Esa pésima “bondad” sólo habla de Cristo para negarlo, desfigurarlo o blasfemar de su Iglesia.

De ahí la increíble capacidad de nuestra sociedad “racional” y “desarrollada” para detestar a un hombre como Benedicto XVI. El Papa que el Espíritu Santo nos ha dado es exactamente la peor noticia que podían recibir los que creen en el dogma buenista, ultrasecularizado y subjetivista. Pero también hoy Cristo cumple su promesa: “He orado por ti, Pedro, para que tú fe no desfallezca.”