[Retiro Espiritual “De Nazareth a la Cruz; de la Cruz a la Luz,” ofrecido a las Hermanas Dominicas Nazarenas, con ocasión de su IX Capítulo General Electivo en Diciembre de 2012.]
Tema 7: Prefiguraciones en el Antiguo Testamento
* En su “Homilía sobre la Pascua,” el santo obispo Melitón de Sardes nos invita a reconocer que Cristo y su sufrimiento no son un caso aislado ni un hecho fortuito. Al aceptar su cruz, el Señor se unió a una larga historia de dolores que tiene nombres propios en la Biblia, empezando por el justo Abel.
* La verdad es que hay una especie de ley que tristemente se cumple en este mundo nuestro, herido por el pecado: la inocencia conduce al sufrimiento. Y quienes primero se excluyen de esa ley son ante todo los que la aprovechan para prolongar cadenas de injusticia y violencia.La alternativa parece ser: prolongar la injusticia o detenerla, pero para detenerla, habiendo uno recibido injusticia, hay que tener un alma grande que sepa padecer sin desquitarse, es decir, que sea capaz de inocencia y dolor a la vez. Ese es exactamente el paradigma de Cristo en la Cruz.
* Entre las figuras del Antiguo Testamento destaca por muchos motivos la historia de José, el hijo de Jacob. Su manera de padecer sin resentirse de sus hermanos ni quejarse de la voluntad de Dios nos acerca bastante la modelo de Cristo. Y cuando luego se descubre ante los hermanos y concluye que había un bien en su propio padecer, que fue tan injusto, nos enseña mucho sobre la Cruz y su fecundidad.
* Otro ejemplo notable es el del profeta Jeremías, semejante a Jesús incluso en el hecho de su celibato. Jeremías descubre que el dolor es vía de penitencia, propiciación y salvación. El destierro a Babilonia no es puro ajedrez político ni asunto de estrategias militares: en su sentido más hondo la historia humana responde a la Palabra y el Plan de Dios, y precisamente eso es lo que le ha sido concedido contemplar a los profetas, amigos fuertes de Dios.