[Día de retiro en la Casa de los Santos Angeles, en Septiembre de 2012.]
Tema 2 de 2: Jerarquía Celestial
* La Biblia enseña que Dios, al principio, creó “el cielo y la tierra” (Génesis 1,1). Ese “cielo” no es el firmamento del que se habla en Génesis 1,8. Una sólida tradición considera que ese “cielo” alude al mundo espiritual, al mundo de los ángeles–y de los demonios. El mismo sentido se da en el padrenuestro, cuando pedimos a Dis que haga su voluntad en la tierra “como se hace en el cielo” : el cielo es la referencia y modelo de lo que debe ser el cumplimiento de la voluntad divina “en la tierra.”
* Los ángeles y los demonios nos superan en dos cosas fundamentales: (1) Su conocimiento es inmediato (intuitivo) y no discursivo como el nuestro. (2) Su voluntad es total y no variable como la nuestra. Por supuesto, esto segundo implica que para ellos no es posible la conversión: no están sujetos al tiempo.
* En cuanto a los nombres de los ángeles, lo sólido y que afirma la Iglesia es que no se deben mencionar ni propagar devoción alguna a otros distintos de los que son mencionados por nombre en la Escritura, o sea: Miguel, Rafael y Gabriel.
* A partir de textos bíblicos, especialmente de Isaías y de la Carta a los Colosenses, la tradición católica ha hablado de nueve coros de ángeles, agrupados de a tres, de modo que los tres coros superiores son los más cercanos a la divinidad: son como los ángeles de los ángeles; los tres segundos son encargados del gobierno de la creación visible, y por ello es probable que correspondan a los principios racionales e inmateriales (leyes) que la ciencia intenta desentrañar al inquirir por el fundamento de todo; los tres más bajos son aquellos que custodian obras, regiones y personas humanas, como particulares ministros de la Providencia.