* Esfuerzo del demonio es desfigurar la imagen y conocimiento que tenemos de Dios porque, perdido ese conocimiento, nuestro corazón se aparta de nuestro Creador, y así somos presa fácil del enemigo.
* Así vemos que en el relato del Génesis 3 la serpiente empieza por calumniar a Dios hasta presentarlo como un ser egoísta, mentiroso, envidioso que en realidad no ama al hombre. En ese caso la estrategia funcionó porque Eva, olvidada del mandato divino, cae en desobediencia y así también cae en la red del demonio.
* También en nuestro tiempo esta estrategia se utiliza, por ejemplo, rodeando de calumnias al Papa, o mencionando a la Iglesia solamente en conexión con sus épocas más oscuras. El propósito claramente es que nuestra mente asocie a Dios solamente con lo detestable y lo repugnante, de modo que jamás nos acerquemos a Él. Las cosas llegan a un punto en que, aún en las dificultades, se prefiere acudir a la magia o a la superstición, antes que volver a Dios.
* Por eso tiene tanto significado uno de los nombres más bellos que la Escritura aplica a Jesucristo: “Testigo Fiel.” En efecto, él es aquel que da el testimonio supremo, deshaciendo los falsos testimonios del diablo y mostrando la verdad del rostro de Dios y de su amor incomparable.
* Dos pasajes, entre muchos otros, ayudan a ver la fuerza del testimonio de Jesús. Vemos el caso del leproso que por su enfermedad estaba excluido de la sociedad y de una vida medianamente normal. ¿Quién podía ser Dios en la mente de ese hombre? Jesús toca al enfermo, y la enfermedad no se adueña de Cristo sino que la sanidad de Cristo se adueña de ese cuerpo lastimado. De esa manera, Cristo no solamente sana la carne enferma sino que ilumina la mente turbada por una vida de exclusión y dolor.
* Otro ejemplo elocuente es el de aquella pecadora que interrumpe la cena de Cristo con el fariseo. Esta mujer ha sido maltratada en su intimidad y la palabra “amor” ya no significa nada para ella. En Cristo esa palabra se reconstruye. En Cristo ella se siente escuchada porque se sabe acogida; se siente sanada y puede volver a mirar a un Dios que le parecía vedado.