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LA GRACIA del Viernes 18 de Noviembre de 2011
Jesús, ya desde niño, es aquel que “se ocupa de las cosas de Dios” su Padre.
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Mentiras y trampas de las leyes de no-discriminacion
“La llamada Ley de no discriminación califica de “arbitraria” prácticamente toda clase de discriminación. Cosa curiosa cuando el ser humano es capaz de optar de acuerdo a un sinfín de motivos, impulsado precisamente por su naturaleza racional. Si se quisiera, por ejemplo, crear una organización para judíos con el fin de discutir temas que son afines a dicha comunidad, ¿se estaría discriminando al no invitar a católicos? Efectivamente, pero no de un modo arbitrario. No hay arbitrariedad cuando se ejerce legítimamente el derecho a asociarse. El derecho a elegir, a asociarse o a expresarse, resulta en decisiones que ciertamente conllevan cierto grado de discriminación, pero que emanan del ejercicio de la libertad que toda sociedad democrática y pluralista debiera proteger…”
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Educacion Catolica, 004
Las Nueve Cualidades
4. Aquí tenemos nueve cualidades del discípulo, las cuales se deben desarrollar en el discipulado. Evidentemente, del ejemplo de Jesús, María y José, surgen innumerables cualidades y virtudes; pero enunciamos sólo estas nueve cualidades básicas, como muestra de lo que hay que cultivar.
Jesús, Dios y hombre, como ser humano tuvo que cumplir los procesos de discipulado y aprendizaje, y fue un excelso discípulo del Padre, del Espíritu Santo y de sí mismo como Dios. También lo fue de su santa Madre María y de su santo padre José.
María es la discípula perfectísima de la Santísima Trinidad y de su Reino; también lo es de sí misma y de su esposo san José.
San José fue el discípulo perfecto de Dios, de su Reino, de María Santísima y de sí mismo.
De los tres surgen estas nueve cualidades del discípulo: 1. Hacer la voluntad de Dios, negándose a sí mismo, 2. Seguir las mociones del Espíritu Santo, Maestro de la Verdad, 3. Estar sujeto en obediencia a los superiores, 4. Pedir la fe y hacerla crecer, 5. Saber guardar silencio, 6. Saber escuchar, 7. Ser fiel a Dios y a la Iglesia, 8. Ser prudente, y 9. Ser proveedor de la santa Iglesia (para con la Jerarquía, la parroquia y la feligresía).
[Texto original de Juan de Jesús y María.]