Escuela de Vida Interior, Tema 12: ¿Cómo se ligan conocimiento de sí y arrepentimiento que lleva a la vida?
* La vía propiamente cristiana para el conocimiento de sí va por la conversión y el arrepentimiento. Queremos examinar la evidencia bíblica que muestra por qué ese es el camino. Nuestra primera estación es el libro de los Jueces.
* Se entiende por “justicia” en la Biblia la concordancia con el plan de Dios, en quien brilla la sabiduría, la bondad y la belleza. Los “jueces” son personas que han sido instrumentos providenciales para que su justicia llegue.
* La coyuntura en que se sitúa el libro es la época del ingreso en la tierra prometida (siglo XIII a.C). Salidos de las penurias del desierto, los israelitas olvidan fácilmente al Dios de la alianza. Se establece así un círculo: el bienestar conduce al olvido, el olvido a la fragilidad, la fragilidad a la derrota ante los enemigos, y la derrota a la oración, clamando a Dios, que entonces se apiada y da victoria, con lo cual llega un nuevo bienestar, que reinicia el ciclo.
* Detrás de ese ir y venir entre estar con Dios (YHWH) o lejos de Dios está la dicotomía entre la fe y el paganismo. Todos, creyentes o no, buscamos tres cosas; seguridad (que el mal se aleje), prosperidad (que las cosas vayan bien para nosotros) y fecundidad (que ese bien se prolongue y dure). El punto es que el paganismo quiere lograr esas metas desde el horizonte del “mundo” es decir, de aquello que tiene su ser al alcance de nuestra comprensión, poder y capacidad de negociación.
* La noción básica que ignora el paganismo es la “trascendencia” es decir, el reconocimiento de un Otro radicalmente “otro,” que sin embargo es fundamento de todo el ser, la verdad y la bondad de cuanto hay en el mundo. Esta trascendencia se conoce en la Biblia con el nombre de “creación.” Dios es el creador, y ese atributo es solamente suyo.
* El paganismo no se ha quedado en aquellos milenios anteriores a Cristo. Todavía en nuestra época se cumple que el ser humano quiere lograr sus anhelos manipulando lo exterior, o sea, “el mundo,” por medio de astrología, fetiches, velas, feng-shui, o cualquier cosa que lo distraiga y aleje de su interioridad. Además la falsa interioridad que se le ofrece es la de la espiritualidad orientalista de corte budista, que es un camino hacia la nada.
* Entre la exterioridad que vuelve al hombre un juguete de fuerzas que finalmente no puede terminar de dominar (caso del paganismo), y el vacío de un silencio interior que no conduce sino a la nada (caso del budismo), la Biblia propone algo diferente: el descubrimiento de la propia y radical bondad en razón de ser creaturas, esto es, obras del Dios creador. Aunque hemos fallado, el camino no puede ser la desesperación ni el paganismo ni la nada, sino la conversión hacia el Dios de la vida.
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