Abraham, en lo más hondo de su soledad, descubre compañía y alianza: Dios se declara a su favor, en un pasaje impresionante.
VIII-B. Conserva la confianza en tu Dios
287. Si Dios está de nuestra parte, ¿quién estará en contra? El que no reservó a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros ¿cómo no nos va a regalar todo lo demás con el? (Rm 8,31-32)
288. Por consiguiente, quien crea estar firme, tenga cuidado, no caiga. Ninguna prueba os ha alcanzado que sea sobrehumana. Fiel es Dios y no permitirá que seáis probados por encima de vuestras fuerzas, con la prueba os abrirá una salida para que podáis soportarla. (1 Cor 10,12-13)
289. Tú eres mi siervo, te he elegido y no te he rechazado. No temas, que yo estoy contigo; no te angusties, que yo soy tu Dios: te fortalezco y te auxilio y te sostengo con mi diestra victoriosa. (Is 41,9-10)
290. No temas, que te he redimido, te he llamado por tu nombre, tú eres mío. Porque te aprecio y eres valioso y yo te quiero. No temas, que contigo estoy yo. (Is 43,1.4)
291. No temáis la afrenta de los hombres, no desmayéis por sus oprobios: pues la polilla los roerá como a la ropa, como los gusanos roen la lana; pero mi victoria dura por siempre, mi salvación de edad en edad. (Is 51,7-8)
292. Así dice el Señor: ¡Maldito quien confía en el hombre y busca apoyo en la carne, apartando su corazón del Señor! Será cardo estepario que no llega a ver la lluvia. ¡Bendito quien confía en el Señor y busca en él su apoyo! Será un árbol plantado junto al agua, arraigado junto a la corriente; cuando llegue el bochorno no temerá, no deja de dar fruto. (Jer 17,7-8)
293. En el mundo pasaréis aflicción; pero tened ánimo, yo he vencido al mundo. (Jn 16,33)
294. El Señor es mi lote, me digo, y espero en el. El Señor es bueno para los que en él esperan y lo buscan; es bueno esperar en silencio la salvación del Señor. (Lm 3,24-26)
295. Aquel día dirán a Jerusalén: No temas, Sión, no te acobardes; el Señor, tu Dios, es dentro de ti un soldado victorioso que goza y se alegra contigo renovando su amor. (Sof 3, 16-17)
296. Da su recompensa, Señor, a los que te aguardan, y que tus profetas queden acreditados. (Sir 36,15)