La forma de argumentarlo puede ser discutible, pero este artículo tiene valor en cuanto hace comprensible la terminología propia para dirigirse a quienes forman la jerarquía en nuestra Iglesia Católica.
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Alimento del Alma: Textos, Homilias, Conferencias de Fray Nelson Medina, O.P.
279. Así vosotros ahora estáis tristes; pero os volveré a visitar y os llenaréis de alegría, y nadie os quitará vuestra alegría. (Jn 16,22)
280. No os dejo huérfanos, volveré a visitaros. Dentro de poco el mundo ya no me verá; vosotros, en cambio, me veréis, porque yo vivo y vosotros viviréis. (Jn 14,18-19)
281. Os aseguro que lloraréis y os lamentaréis mientras el mundo se divierte; estaréis tristes pero vuestra alegría se convertirá en gozo. (Jn 16,20)
282. Decía Sión: Me ha abandonado el Señor, mi dueño me ha olvidado. ¿Puede una madre olvidarse de su criatura, dejar de querer al hijo de sus entrañas? Pues aunque ella se olvide, yo no te olvidaré. Mira, en mis palmas te llevo tatuada, tus muros están siempre ante mí. (Is 49,14-16)
283. Yo conozco mis designios sobre vosotros: designios de prosperidad, no de desgracia, de daros un porvenir y una esperanza. Me invocaréis, vendréis a rezarme y os escuchare; me buscaréis y me encontraréis, si me buscáis de todo corazón; me dejaré encontrar y cambiaré vuestra suerte. (Jr 29,11-14)
284. Hay algo que traigo a la memoria y me da esperanza: que la misericordia del Señor no termina y no se acaba su compasión; antes bien, se renuevan cada mañana: ¡qué grande es tu fidelidad! (Lm 3,21-23)
285. La misericordia de Dios en tiempo de aflicción llega como nubes de lluvia en tiempo de sequía. (Sir 35,24)
286. No envidie tu corazón a los pecadores, más bien en el temor del Señor permanezca todo el día, porque hay un mañana, y tu esperanza no será aniquilada. (Pr 23,17-18)