Primer Congreso Mariano en la Diócesis de Ocaña. Tema 4 de 4: María, maestra de misioneros.
* La Madre de Jesús acompaña todo el proceso que pasa por la pasión, la cruz, la muerte, el sepulcro, la noticia de la resurrección, la espera del Espíritu y el poder de Pentecostés. No somos nosotros, sino Dios mismo, quien la ha situado en el corazón de los acontecimientos centrales de nuestra fe.
* De ella aprendemos qué significa “dar a Jesús.” Todo empieza con el corazón compasivo, capaz de dolerse con el dolor del hermano. Sigue después el espíritu de acogida y servicio. Luego, la abnegación y renuncia de sí, como ella, la noche de Navidad, que no se resguarda sino que pronto ofrece lo único que tiene. Viene después la despedida de Jesús, y el camino de las lágrimas y la soledad, y más adelante, la sublime ofrenda en la Cruz: es allí, en silencio y de pie, cuando más perfectamente realiza ella su tarea de entregar a su Hijo. Acompaña luego a la Iglesia en la súplica del Espíritu, y finalmente, sabe también desaparecer discretamente, disminuyendo, como el Bautista, para que Cristo crezca.