CONSEJOS del P. Loring A UN JOVEN SACERDOTE

Al cumplir los noventa años deseo informarte de algunas normas que han orientado mi vida.

1.- Me ordené a los 33 años, he cumplido los 90 y no me he arrepentido ni un minuto. Elegí bien. Si volviera a nacer elegiría lo mismo.

2.- Valora tu vocación. El sacerdote es el mayor bienhechor de la humanidad, pues sólo él puede dar la vida eterna.

3.- La autoestima es razonable; pero la vanidad, no. Ignorar los dones recibidos de Dios es ingratitud; pero envanecerse de ellos es ridículo, pues Dios pudo habérselos dado a otro y no a ti. Ya dijo San Pablo: ¿Qué tienes que no hayas recibido? Y si los has recibido, ¿de qué te engríes?

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VI-B. Ni condenar ni despreciar

224. Tú, ¿por qué juzgas a tu hermano?; tú, ¿por qué desprecias a tu hermano? Todos hemos de compadecer ante el tribunal de Dios, como esta escrito. (Rm 14,10)

225. Cuanto más grande seas, más debes humillarte, y ante el Señor hallarás gracia. (Sir 3,18)

226. No desprecies al hombre atribulado; recuerda que hay quien levanta y derriba. (Sir 7,11)

227. No desprecies lo que cuentan los viejos, que ellos también han aprendido de sus padres. (Sir 8,9)