Mi cuota ecologica

Estoy convencido de una cosa: unidos, podemos–y debemos–hacer algo por nuestro planeta, que es la única nave espacial hasta ahora conocida con capacidad para garantizar la supervivencia de la especie humana.

Una de las maneras de proteger nuestros ecosistemas es sencillamente consumiendo menos papel. Mientras no se diga otra cosa debemos ver cada papel como un pedazo de un árbol. No es que no podamos utilizarlo pero creo que todo desperdicio es una herida a nuestro planeta y sobre todo es una injusticia en contra de las futuras generaciones.

En concreto, dos cosas: (1) No imprimas en papel mis textos a menos que sea del todo indispensable; por ejemplo, para difundir material entre personas que no tienen conexión a Internet. Es preferible regalar suscripciones a mi boletín (son gratuitas), en vez de imprimir.

(2) Si tienes posibilidad de hacerlo, adquiere un lector de libros electrónicos. Yo por lo menos he invertido en un Kindle DX de Amazon, y sé que a la larga es más económico que seguir comprando libros de papel.

Y, por cierto, parece que no soy el único que piensa así.

¡Bendiciones!

Como hay que interpretar la Sagrada Escritura

12. Habiendo, pues, hablando dios en la Sagrada Escritura por hombres y a la manera humana, para que el intérprete de la Sagrada Escritura comprenda lo que El quiso comunicarnos, debe investigar con atención lo que pretendieron expresar realmente los hagiógrafos y plugo a Dios manifestar con las palabras de ellos.

Para descubrir la intención de los hagiógrafos, entre otras cosas hay que atender a “los géneros literarios”. Puesto que la verdad se propone y se expresa de maneras diversas en los textos de diverso género: histórico, profético, poético o en otros géneros literarios. Conviene, además, que el intérprete investigue el sentido que intentó expresar y expresó el hagiógrafo en cada circunstancia según la condición de su tiempo y de su cultura, según los géneros literarios usados en su época. Pues para entender rectamente lo que el autor sagrado quiso afirmar en sus escritos, hay que atender cuidadosamente tanto a las formas nativas usadas de pensar, de hablar o de narrar vigentes en los tiempos del hagiógrafo, como a las que en aquella época solían usarse en el trato mutuo de los hombres.

Y como la Sagrada Escritura hay que leerla e interpretarla con el mismo Espíritu con que se escribió para sacar el sentido exacto de los textos sagrados, hay que atender no menos diligentemente al contenido y a la unidad de toda la Sagrada Escritura, teniendo en cuanta la Tradición viva de toda la Iglesia y la analogía de la fe. Es deber de los exegetas trabajar según estas reglas para entender y exponer totalmente el sentido de la Sagrada Escritura, para que, como en un estudio previo, vaya madurando el juicio de la Iglesia. Por que todo lo que se refiere a la interpretación de la Sagrada Escritura, está sometido en última instancia a la Iglesia, que tiene el mandato y el ministerio divino de conservar y de interpretar la palabra de Dios.

[Constitución Dei Verbum, n. 12, del Concilio Vaticano II]