A esta hora mi mamá duerme. Debería ser una buena noticia porque el descanso plácido y tan merecido es regalo del Cielo. Sólo que mamá lleva varios días durmiendo. Mamá tarda en despertar. Han operado su cerebro. Con instrumentos de máxima precisión han entrado en la masa encefálica para sacar un quiste del tamaño de una alverja. La operación como tal ha sido un éxito. La masa extraña ha sido extraída y no hay síntomas de infección. Sus signos vitales envían un mensaje vigoroso de estabilidad y fortaleza. El ritmo pausado y firme de su corazón no deja ver nada de la increíble invasión química y mecánica por la que ha pasado. La tensión se ha subido un poco pero dentro de márgenes controlados y en ningún sentido escandalosos. Su respirar es suave y el cuerpo reposa evocando más a una niña que a una señora con tantos abriles encima. Ella es la bella durmiente.
En el cuento infantil que lleva ese título siempre se habla de una joven, y siempre hay también un galán que ha de despertarla con un beso. El galán no ha faltado en esta historia de mi madre. Mi papá ha velado junto a ella, y de un modo sublime le ha expresado su amor, como solo saben y pueden hacerlo los que cuentan la fidelidad en décadas y los recuerdos en más de medio siglo. Ni el galán ni los besos, besos santos, han faltado. Además, el galán ha llamado sus cortes del cielo y de la tierra. Del Cielo ha pedido toda la ayuda que puede un cristiano fervoroso pedir, ya con lágrimas, ya con humildes y sentidas plegarias. De la tierra han acudido amigos y parientes en hermosa competencia de amores. Vecinos, miembros de grupos de oración, sacerdotes en retiro espiritual, religiosas de mirada angelical, niños y jóvenes, personas que uno ni siquiera conoce bien se han sumado en anónima y generosa campaña para expresar cariño hacia mi madre y rezar por ella.
Pero mi madre aún no despierta. Sus ojos algo se han visto mover. Parece que responde a algunos llamados sencillos. ¿Dónde está ella? No lo sabemos. El país de los sueños queda en algún lugar más allá del país de las ilusiones aunque más cerca que el país de los imposibles. Es como si a esta Bella Durmiente alguien la tuviera entretenida en ese país de sueños; como si allá tuvieran cosas importantes qué decirle, o confidencias nuevas qué compartirle. Debe ser eso: alguien necesita estar con ella, y nos la retiene lejos. ¿Puedo pedir que no la demoren más?
Yo creo que los médicos han hecho y siguen haciendo lo mejor que pueden. Yo creo que las plegarias no han cesado. Yo creo que el testimonio sería muy grande y muy bello, si tan solo esta Bella despertara.
Mamá: ¡Despierta! Dios: si es tu voluntad, ya no retrases más esa hora. Pero en todo se cumpla lo que tú deseas, lo que tú sabes, lo que a ti te parece.
Mamá: haz lo que Dios te diga. Dios: en tu piedad acoge nuestro ruego.
Agradezco la sumativa de textos bellos que se exponen en este sitio…y es que deberiamos hacer un libro y de seguro que muchos quedarian enamorados por la dulzura de lo expuesto.
Gracias por compartir estas cosas que equilibradamente llegan al corazon.