“Mi nombre es Griselda, algunas personas me llaman Grissy, Grise, Griss o cualquier diminutivo que se parezca. Mi pasión es Jesús, la Música y por supuesto “Cocinar”. He creado este blog para compartir lo que cada día aprendo en mi pequeña cocina, y las actividades que realizo en mi caminar cristiano. Dios les Bendiga..” — No parece católica, pero tampoco opuesta a nuestra fe. Click!
I-A. Dios ha manifestado su amor
3. Tanto amó Dios al mundo, que entregó a su hijo único, para que quien crea no perezca, sino tenga vida eterna. Dios no envió a su Hijo al mundo para juzgar al mundo, sino para que el mundo se salve por medio de él. (Jn 3,16-17)
4. El Señor espera para apiadarse de vosotros. (Is 30,18)
5. Con amor eterno te amé; por eso prolongué mi fidelidad. (Jer 31,3)
6. Antes de la fiesta de Pascua, sabiendo Jesús que llegaba la hora de pasar de este mundo al Padre, después de haber amado a los suyos del mundo, los amó hasta el extremo. (Jn 13,1)
7. Acudid a mi, los que andáis cansados y agobiados, y yo os aliviaré. Cargad con mi yugo y aprended de mí, que soy tolerante y humilde, y os sentiréis aliviados. Pues mi yugo es blando y mi carga es liviana. (Mt 11,28-30)
8. Se ha manifestado la gracia de Dios que salva a todos los hombres, enseñándonos a renunciar a la impiedad y a los deseos mundanos y a vivir en esta edad con templanza, justicia y piedad, esperando la promesa dichosa y la manifestación de la gloria de nuestro gran Dios y de nuestro Salvador Jesucristo. (Tt 2,11-13)
9. Dios nos demostró su amor en que, siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros. (Rm 5,8)
10. Sabed que os han rescatado de vuestra vana conducta heredada, no con plata y oro corruptibles, sino con la preciosa sangre de Cristo, cordero sin mancha ni tacha. (1 P 1,18-19)
11. Yo vine para que tengan vida y una vida abundante. (Jn 10,10)
12. Yo soy la resurrección y la vida. Quien cree en mí, aunque muera, vivirá; y quien vive y cree en mí no morirá para siempre. ¿Lo crees? Le contestó: Sí, Señor, yo creo que tú eres el Mesías, el Hijo de Dios, el que había de venir al mundo. (Jn 11,25-27)