Invitación a la Cristología: Curso dado por Fray Nelson Medina a los frailes estudiantes de teología del Studium Generale de los Dominicos de Colombia en el segundo semestre de 2009. Sesión 14 de 20: Las amenazas para la cristología pre-nicena: ebionismo y gnosticismo.
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Temas de la Sesión 14: Para el ebionismo, Jesús de Nazareth fue un ser humano que cumplió el ideal de justicia que aparecía en el Antiguo Testamento, y que así mereció que la unción del Espíritu Santo permaneciera en él. Al final de su labor, fue resucitado como recompensa y fruto de su tarea, de modo que, exaltado y aprobado por Dios Padre Creador, es modelo y certeza de salvación. En síntesis, es la realización literal del Cuarto Cántico del Siervo, en Isaías.
El gnosticismo fue el adversario declarado para San Ireneo de Lyon. ¿Somos slavos por una idea (conocimiento, gnosis) o por una persona? Esta es la pregunta central.
¿Por qué atrae el ser salvado o transformado por el conocimiento?
- Las religiones de la antigüedad carecían de corazón (en el sentido bíblico de esta palabra). Eran puros ritos sociales dependientes de los ritmos del aparato estatal. Preguntas centrales de la vida humana quedaban sin ser siquiera abordadas: ¿Cuál es el sentido de la vida? ¿Qué fundamento hay para lo bueno o lo malo? ¿Le interesa a alguien lo que a mí me suceda? La filosofía y el teatro estaban más cerca del sentimiento religioso que lo que entonces se llamaba religión. Los sofistas, a pesar de su mala prensa, tuvieron el mérito de llevar la discusión hacia la vida humana y sus contingencias y dramas. Los tratados aristotélicos hicieron, en cambio, de la filosofía algo más cerebral y remoto. Así las cosas, en el “mercado” mediterráneo de ideas se abrieron paso sin demasiada dificultad las creencias que venían de Oriente. Occidente ha sido exitoso en organizar, mientras que Oriente ha sido bueno para inspirar. El judaísmo tenía todo para llenar el vacío espiritual de Occidente pero su modo de entender la propia elección no hizo de ellos una alternativa. Los oráculos paganos, tipo “Delfos,” son su sistema extremadamente ambiguo de interpretación tampoco podían dar una respuesta a la gran cuestión: cómo conectar exterioridad e interioridad. En este empeño el mazdeísmo persa, con su concepto-imagen unificante del fuego podía tener y tuvo más suerte, dando origen, de hecho, a una corriente que entronca con el gnosticismo primitivo. La gnosis, pues, apunta a responder la misma clase de necesidad que la fe cristiana, y por eso ha sido históricamente un adversario pertinaz frente al Evangelio. ¿Se puede conectar la lógica del mundo y al lógica de mi vida? La Gnosis ofrece una especie de salvación a través del recurso de inscribir mi lógica menor (la propia vida, la búsqueda de lo valioso) en la lógica mayor (las grandes leyes que rigen el cosmos). Esta conexión de “lógicas” es fundamentalmente algo que puede ser aprendido y enseñado, y por eso la Gnosis cree que el conocimiento es necesario y suficiente.
- Está también el atractivo que tiene pertenecer a un grupo de elegidos, o de gente especial. Ser élite no es sólo una sensación, sino que es fuente de privilegios. La Gnosis construye una élite intelectual, que luego puede asociarse a los varios centros de poder. De aquí la importancia de la palabra iniciación.
- La Gnosis ofrece un camino definido, algo que gusta al ser humano, tan aficionado a los relatos, las narraciones. Los sacrificios y el culto a los dioses del Olimpo estaban regidos por ciclos inexorables en los que el avance no sólo no era posible sino que era indeseable. El conocimiento, en cambio, es una ruta abierta, que permite ser a la vez “el mismo” y “otro.” De aquí le lenguaje de “grados,” escala, ascenso.
- Manejo de la expectativa La administración del conocimiento implica un manejo del esoterismo, esto es, un manejo de la filosofía del secreto que mantiene el interés, la tensión a crecer más porque “el que maneja el conocimiento, maneja la ignorancia” (esto es, dosifica la sensación de “todavía no saber”). En este esquema, la obediencia resulta natural, casi forzosa, y eos da cohesión y pertenencia.
Coincidencias y diferencias entre gnosticismo y cristianismo.
Conectar la lógica mayor y la lógica menor, es un parecido. En el cristianismo ello se da por conversión y luego “negación de sí mismo.” En la Gnosis, se da por “iluminación” sin nunca denunciar el pecado. No hay pecado en la Gnosis porque lo único que existe es el error y la ignorancia. Tal cosa es atractiva para el ego humano.
El gnosticismo disloca la relación entre lo material y lo inmaterial. El cuerpo es contenedor (inadecuado) de la mente; no tiene valor en sí mismo. De aquí surgen dos versiones extremas en el gnosticismo: la destrucción de la materia, para que brille el espíritu; o la indiferencia ante lo que haga la materia, que puede llegar a todo tipo de excesos, sin nada que envidiarle a los antiguos cultos orgiásticos a Baal y Astarté. La santidad del cuerpo sin destrucción ni pura complacencia a lo corporal, no cabe en la Gnosis.
Tampoco el cuerpo, la carne, de Cristo tiene importancia para la Gnosis, ni por consiguiente su pasión, muerte y resurrección. De Cristo, según la Gnosis, importa lo que enseñó, que por cierto es semejante y paralelo a lo que muchos han enseñado. Los milagros de Cristo, en esta perspectiva, son indicaciones elocuentes de lo poco que es la materia frente a una mente que aprende a concentrar sus fuerzas. Cristo puede ser reemplazado por sus enseñanzas. Es un maestro, un mensajero.
Los sacramentos no importan porque no añaden; ni tampoco la resurrección, que a lo sumo es vista como un ascenso (iluminación) hacia el rango de lo supra-material. Cristo es un ser espiritualísimo, una especie de ángel o super-ángel. Si se dice que es “divino” no es afirmando que es Dios, sino en el sentido de “perteneciente a una región altísima del ser.” El cuerpo, la carne de Cristo, es apariencia, porque la altura del ser de Cristo se entiende como contraria a la materia.
A este cúmulo de planteamientos gnósticos se opone de modo consistente San Ireneo, basado en la predicación apostólica, que claramente enfatizaba el lugar centralísimo, verdaderamente esencial, de la Pasión y la Cruz.
Expresiones de gnosticismo larvado:
- Excesiva intelectualización de la muerte de Cristo, sin una reacción cordial, entrañable de conmoción y gratitud.
- La predicación de “los valores” del Evangelio sin predicar el “valor” del Evangelio.
- Disimular la gravedad del pecado e indiferencia ante la confesión y la Eucaristía.