Reflexionando sobre los graves problemas que en el campo de la moralidad pública, de la propagación de las ideas y de la educación de la juventud, suscitan las técnicas audiovisuales de difusión, que tanto influjo ejercen en las almas, deseo hacer mías y confirmar las exhortaciones y disposiciones de mi predecesor en el ministerio papal, y contribuir a convertir en positivos instrumentos del bien los medios que la divina Bondad ha puesto a disposición de los hombres. Porque a nadie se le oculta las grandes posibilidades que ofrecen el cine, la radio y la televisión para la difusión de una cultura más elevada, de un arte digno de este nombre y sobre todo de la verdad.
Siendo Patriarca de Venecia me fue dado más de una vez recibir y exhortar paternalmente a exponentes del arte y de la industria cinematográfica. Cuando, por secreta disposición de la Divina Providencia, fui llamado al Sumo Pontificado, he podido expresar mi benevolencia a los directivos de la radio, de la televisión y del cine, y después no he omitido ninguna ocasión oportuna para animarles a ser fieles al ideal cristiano de su profesión.
Sin embargo debo deplorar con pena de mi corazón los peligros y daños morales que no pocas veces provocan ciertos espectáculos cinematográficos y transmisiones radiofónicas y televisivas que atentan a la moral cristiana y a la misma dignidad de la persona humana.
Por tanto exhorto paternalmente una y otra vez a los responsables de tales producciones y transmisiones a que sigan siempre los dictados de una recta y delicada conciencia, como conviene a quien se halla investido del gravísimo deber de educar.
Al mismo tiempo de nuevo encomiendo a la vigilancia y a la experta solicitud de mis Venerables Hermanos los Arzobispos y Obispos, las diversas formas de apostolado ya recomendadas en la citada Encíclica Miranda Prorsus y en particular las Oficinas Nacionales constituídas en cada país para dirigir y coordinar todas las actividades católicas en el campo del cine,de la radio y de la televisión (cfr. A. A. S., vol. XLIX, p. 783-4). Entre estas actividades recomendamos las iniciativas de carácter formativo y cultural, como la presentación y la discussión de las películas dotadas de especiales méritos artísticos y morales.
Juan XXIII Carta Boni Pastoris del 22 de Febrero de 1959.