Dios no quiere ser una anécdota de tu vida; Él quiere ser mucho más que el recuerdo de un tiempo que se recuerda con algo de dulce nostalgia. El Señor quiere ser Señor de todas las áreas de tu vida y esto implica decisiones muy concretas con respecto a tu hogar.
148. Cristo Predicador
148.1. Así como no llamas “lluvia” a la caída de una gota de agua, ni es una gota la que sacia la sed del sediento ni la que hacer reverdecer el jardín, así tampoco debes llamar “predicación” a una palabra hermosa y ni siquiera a un buen sermón. Una verdadera predicación es como una lluvia que, llegando a la aridez de este mundo, le hace revivir para Dios. Una frase bonita o una buena plática pueden ser el comienzo de un aguacero de gracias, pero si no van acompañados por esa eficacia que la lluvia tiene en la naturaleza incluso pueden hacer daño. Tú sabes, en efecto, que una media verdad es a veces más peligrosa que una completa mentira.