El Cántico de la Virgen María es bastante conocido, sobre todo con su título en latín, Magnificat. Hay otro cántico que está en el mismo capítulo del mismo Evangelio de San Lucas. Se trata del Cántico de Zacarías. El ejemplo de este hombre nos muestra cuán grande es el regalo de la misericordia y nos empuja a dejar nuestra “mudez.”
145. El Nombre de Jesucristo
145.1. ¡En el Nombre de Jesús, Nombre lleno de gloria, de dulzura y candor, de fuerza y de luz! ¡En el Nombre del Amado del Padre, Nombre Santo que con humilde gozo pronuncian Ángeles y hombres! ¡En el Nombre del Ungido, verdadero y anhelado Mesías de los hombres, Palabra hecha carne, Hijo de Dios constituido con poder!
145.2. Así como dijo Jesucristo que, levantado en la Cruz, a todos atraería hacia sí (Jn 12,32), así también su Nombre, pronunciado en la mente del hombre, todo lo convoca y todo lo levanta hacia Aquel que es Cabeza de todo (cf. Col 1,17-18). Por eso el demonio tiene entre sus principales tareas borrar y confundir la memoria de Nuestro Amado Señor, Salvador de los hombres, porque bien sabe que los hijos de Adán, en cuanto llegan a ver ese rostro, «Imagen de Dios invisible» (Col 1,15), fascinados por su belleza y enamorados de su bondad, pisotean las cadenas que el infierno con esfuerzo había preparado para ellos.