La discusión de temas y problemas intraeclesiales nunca debería ocultar el hecho de que los grandes desafíos siguen estando todavía “afuera.” Ya se quiera hablar de “izquierda” o “derecha” entre creyentes, quizás es signo de cierta vitalidad que haya qué discutir, en la medida en que ello muestra que hay a quién le importe la fe, la Iglesia, el Evangelio, los sacramentos. Mientras llevamos adelante esas conversaciones, que sin duda son importantes, jamás perdamos de vista que podríamos estar en la condición de habitantes de una pequeña isla que se olvida del océano de indiferencia e incredulidad creciente que los rodea y desea devorarlos.
Hace poco encontré un post en cierto blog con una antología de frases famosas de ateos. Nombres populares asoman allí de inmediato: George Bernard Shaw, Isaac Asimov, Mark Twain, Friedrich Nietzsche, y junto a ellos otros menos conocidos, a lo menos por mí: Richard A. Weatherwax, Dan Fouts, y otros. Las figuras de cierta intelectualidad contemporánea no pueden faltar; en concreto, Richard Dawkins. No pocos aparecen con autor desconocido. Los textos están todos en inglés, lo cual obviamente privilegia los modelo de ateísmo de raigambre anglosajana.
Para los propósitos de este post voy a seguir la numeración del artículo en cuestión; las traducciones son responsabilidad mía.