El Perdón, Aventura Humana y Espiritual: Les invito a hundirnos en esa riqueza maravillosa de las relaciones entre los hombres, que es el perdón, clave de la paz interior y de la felicidad y que el Creador ha colocado en el corazón de todo hombre y mujer. Perdonar es una aventura maravillosa y sublime, capaz de cambiar el rumbo de una vida, camino hacia la felicidad y la paz. Es, también, un misterio, y a menos que lo busquemos, permanecerá oculto a nosotros.
Elementos del perdón: En realidad, perdonar es excusar hasta lo que no tiene disculpa. Y más aún. Cuando excusamos a alguien, hacemos caso omiso de su error sin exigir nada a cambio. Cuando perdonamos, no solamente perdonamos una falla o un pecado, sino que abrazamos al pecador y buscamos rehabilitarlo y restaurarlo. Puede que no siempre sea aceptado el perdón ofrecido, pero una vez extendida la mano, desaparecen los resentimientos.
La palabra perdón viene de una raíz griega que significa alterar o cambiar. Por el perdón puedo cambiar y alterar cualquier situación que me permita cancelar la deuda de otra persona conmigo. Por el perdón libero a alguien de un agravio real o aparente. Usted perdona cuando libra al deudor de su deuda y da por finalizada la cuenta pendiente que ha habido entre usted y la persona que lo lastimó. Veamos tres elementos necesarios para que se dé el perdón: el agravio, o dolor causado por la persona a quien no podemos perdonar; la deuda, o la herida que nos han hecho, el engaño, la traición, infidelidad, los diferentes motivos que han dejado una marca en nuestro corazón; la cancelación, anulación o pago de dicha deuda. Identificados esos elementos, es necesario decidirnos a actuar y que lo que tenemos escondido salga a la luz para que no siga mortificando e hiriendo nuestra vida.
Experiencias que requieren perdón: ¿Critica usted a las personas que le han herido cuando alguien se las menciona?¿Se ha esforzado mucho durante su vida para no ser como fueron sus padres? ¿Hay personas de las cuales querría vengarse? ¿Lo maltrataron de niño? ¿Abusaron de usted sexualmente, corporalmente o de palabra? ¿Fue obligado por alguien a escoger una carrera que no quería? ¿No pudo por razones económicas asistir a la escuela que usted deseaba? ¿Perdió alguna oportunidad de trabajo por un amigo egoísta? ¿Ha sido calumniado, señalado o han querido ensuciar su imagen y destruir su testimonio limpio? ¿Hablan a sus espaldas de usted y critican el trabajo o misión que usted realiza? ¿Se ha tropezado con ingratos que le han pagado mal? Si ha respondido “sí” a algunas de estas preguntas y usted ha vivido estas situaciones mencionadas, tome la llave, abra la cajita y permita que todo salga a la luz. Se dará cuenta que esto le traerá libertad a través del análisis y usted precisará lo que necesita perdonar. Tenemos ya los ingredientes para el perdón pero, hemos descubierto diferentes razones que no permiten perdonar. ¿Qué hacer? No puedo dejar pasar el momento sin lograr una solución. Para ello es necesario hablar de un mensaje que siempre es real y vivo, el más sublime amor que haya existido jamás y es: el perdón de nuestro Señor Jesucristo.
¿Que beneficios me traería seguir el ejemplo de Jesús y usar esos elementos que hoy orientan a este pueblo hispano? Pues mire, al reconciliarse con esa persona que le ofendió, que le maltrató, que le ocasionó sentimientos de desdicha, resentimiento, amargura, esa reconciliación dará paz a su alma. Esa pena que carcome su interior será cambiada por un sentimiento de aceptación, e incluso, hasta podrá sentir compasión por la persona que le ofendió. Mi consejo es éste, “no te acuerdes de las cosas pasadas ni traigas a tu memoria las cosas antiguas.” Deja que el haga un nuevo y limpio corazón de amarguras y rencores.
No usemos más la frase “yo perdono, pero no olvido”. Recuerde que perdonar es cancelar la deuda. Deje que su corazón se libere de sentimientos insanos que sólo te traerán dolor y perturbación. Necesita ser una persona gozosa. No luche más con el pasado, ¡entiérrelo!, y adquiera la libertad de su alma a través del perdón.
Yo, también, he tenido que perdonar y esto me llenó de paz y calma, alimentando mi espíritu. No significa que estés de acuerdo con lo que pasó, ni que lo apruebes. Perdonar no significa dejar de darle importancia a lo sucedido, ni darle la razón a alguien que te lastimó. Simplemente significa dejar de lado aquellos pensamientos negativos que nos causaron dolor o enojo.
El perdón se basa en la aceptación de lo que pasó. La falta de perdón te ata a las personas con el resentimiento. Te tiene encadenado. El rencor y falta de perdón es el veneno más destructivo para el espíritu ya que neutraliza los recursos emocionales que tienes.
El perdón es una declaración que puedes y debes renovar a diario. Muchas veces la persona mas importante a la que tienes que perdonar es a ti mismo por todas las cosas que no fueron de la manera que pensabas.
“La declaración del Perdón es la clave para liberarte”. ¿Con qué personas estas resentido? ¿A quienes no puedes perdonar? ¿ Eres tú infalible y por eso no puedes perdonar los errores ajenos? Perdona para que puedas ser perdonado, recuerda que con la vara que mides, serás medido. “Aligera tu carga y estarás mas libre para moverte hacia tus objetivos”.
El Círculo del Odio y el Círculo del Amor: Cuentan que un importante señor gritó al director de su empresa, porque estaba enfadado en ese momento. El director llegó a su casa y gritó a su esposa, acusándola de que estaba gastando demasiado, porque había un abundante almuerzo en la mesa. Su esposa gritó a la empleada porque rompió un plato. La empleada dio una patada al perro porque la hizo tropezar. El perro salió corriendo y mordió a una señora que pasaba por la acera, porque le cerraba el paso. Esa señora fue al hospital para ponerse la vacuna y que le curaran la herida, y gritó al joven médico, porque le dolió la vacuna al ser aplicada. El joven médico llegó a su casa y gritó a su madre, porque la comida no era de su agrado.
Su madre, tolerante y un manantial de amor y perdón, acarició sus cabellos diciéndole: – “Hijo querido, prometo que mañana haré tu comida favorita. Tú trabajas mucho, estás cansado y precisas una buena noche de sueño. Voy a cambiar las sábanas de tu cama por otras bien limpias y perfumadas, para que puedas descansar en paz. Mañana te sentirás mejor”. Bendijo a su hijo y abandonó la habitación, dejándolo solo con sus pensamientos…En ese momento, se interrumpió el círculo del odio, porque chocó con la tolerancia, la dulzura, el perdón y el amor. Si tú eres de los que ingresaron en un círculo del odio, acuérdate que puedes romperlo con tolerancia, dulzura, perdón y amor. No caigamos en el círculo del odio pensando que es imposible encontrar amor: la manera más rápida de recibir amor es darlo, hay más alegría en dar que en recibir.
El amor lo perdemos cuando lo queremos para nosotros, es como el fuego que cuando lo extendemos nos acaricia con su calor; el amor tiene alas y no hay que encadenarlo. El amor es el don más preciado que Dios nos ha regalado, y que nos da la oportunidad de regalar. Además, cuanto más se da más nos queda porque se agranda nuestro corazón al amar, ahí está el secreto del amor.
De nada tiene necesidad este mundo como del amor. Leía hace poco algo que nos viene muy bien para permanecer en el círculo del amor, y no caer en el del odio: el amor alienta, el odio abate; el amor sonríe, el odio gruñe; el amor atrae, el odio rechaza; el amor confía, el odio sospecha; el amor enternece, el odio enardece; el amor canta, el odio espanta; el amor tranquiliza, el odio altera; el amor guarda silencio, el odio vocifera; el amor edifica, el odio destruye; el amor siembra, el odio arranca; el amor espera, el odio desespera; el amor consuela, el odio exaspera; el amor suaviza, el odio irrita; el amor aclara, el odio confunde; el amor perdona, el odio intriga; el amor vivifica, el odio mata; el amor es dulce; el odio es amargo; el amor es pacífico; el odio es explosivo; el amor es veraz, el odio es mentiroso; el amor es luminoso, el odio es tenebroso; el amor es humilde, el odio es altanero; el amor es sumiso, el odio es jactancioso; el amor es manso, el odio es belicoso; el amor es espiritual, el odio es carnal. El amor es sublime, el odio es triste. El amor todo lo puede… No hay dificultad por muy grande que sea, que el amor no lo supere. No hay enfermedad por muy grave que sea, que el amor no la sane. No hay puerta por muy cerrada que esté, que el amor no la abra. No hay distancias por extremas que sean, que el amor no las acorte tendiendo puentes sobre ellas. No hay muro por muy alto que sea, que el amor no lo derrumbe. No hay pecado por muy grave que sea, que el amor no lo redima. No importa cuan serio sea un problema, cuan desesperada una situación, cuan grande un error, el amor tiene poder para superar todo esto. Quien es capaz de experimentar realmente el amor, puede ser la persona más feliz y más poderosa del mundo. Amar… Siempre… En cada acto, en cada pensamiento, en cada día que amanece, en cada noche que llega, hacer de la vida siempre una canción de amor… San Josemaría Escrivá, un hombre que sabía amar, decía con sencillez que no tenía que aprender a perdonar, porque el Señor le había enseñado a amar. El mensaje que Dios proclamó con su vida es esto, hacerlo todo por amor.