Aprender a mirar con otros ojos lo negativo
Respira pausada y profundamente, viendo el aire que entra y sale de tus pulmones.
Imagínate que vas de camino a una importante reunión y te encuentras con un embotellamiento de tráfico.
Comienzas a preocuparte, sientes que te viene dolor de cabeza, que tienes los hombros tensos, y piensas en las peores consecuencias de tu retraso.
Ahora, imagina durante unos minutos que estás allí en tu asiento como un manojo de nervios y te das cuenta que tu ansiedad no hace avanzar más de prisa el carro que tienes delante ni el tuyo, ni el que tienes detrás.
Inspira hondo y sueltas un suspiro. Te dices: “relájate.” Sientes cierto alivio.
Decides que cuando llegues a la reunión sencillamente explicarás lo que te ha sucedido.
Sintonizas tu emisora de música relajante, favorita.
Te recuerdas de nuevo que tienes una opción en la forma de reaccionar ante esa situación y vuelves a afirmar que puedes relajarte.
Haces otra inspiración honda. Te echas hacia atrás en el asiento, respiras profundamente y disfrutas de la oportunidad de estar a solas.