En Irlanda ha vuelto a proponerse el matrimonio gay. Mi pregunta es por qué la Iglesia o la sociedad tiene que meterse en la vida privada de los ciudadanos, por ejemplo, en sus preferencias sexuales. Gracias. -Joe Kavenah.
La siguiente respuesta fue dada por David Quinn, escritor y periodista católico irlandés. El original en inglés se haya aquí.
Si a los gays y lesbianas debe darse los mismos derechos de las parejas casadas, entonces ¿por qué no a otras parejas? Esta es una cuestión que el Partido Laborista de Irlanda debe responder. Y también todos los demás que quieren crear el matrimonio gay, o lo que se le equipare. La pregunta urge hacerla al Partido Laborista porque esta semana han vuelto a proponer al Parlamento (Dail) el Proyecto de Asociación Legal de Parejas Gay, el mismo que ya había propuesto a la Cámara el pasado febrero de 2007.
Para los que apoyan los derechos de los homosexuales y lesbianas para casarse o asociarse de otra forma que son matrimonio en todo menos el nombre, el asunto es claro: según ellos, es cuestión de no discriminar y de tratar a las personas con igualdad.
Pero los laboristas tienen que analizar bien el caso de las hermanas Burden, que está ahora bajo atención de la Corte Europea de Derechos Humanos. Si no lo hacen no podrán tener ninguna credibilidad en este asunto.
Joyce y Sybil Burden viven en Inglaterra. Tienen más de 80 años de edad y han vivido juntas, ambas solteras, por toda su vida. Cuando alguna de ellas muera, la otra tendrá que vender la casa que han compartido por décadas porque la que sobreviva no podrá pagar el impuesto correspondiente a la herencia.
Las hermanas Burden se preguntan por qué una pareja de lesbianas que estén en una situación parecida no tendría que hacer lo mismo. Es un buen punto. Lo mismo que una pareja de lesbianas, las Burden son dos personas. Lo mismo que las lesbianas, ellas son ambas mujeres. Lo mismo que las lesbianas, ellas han sostenido una relación en la que hay afecto y compromiso.
¿Cuál es entonces la diferencia? ¿Por qué se impone un impuesto de herencia a una relación y no a otra? La única diferencia real entre las hermanas Burden y unas lesbianas es que la relación de las hermanas no incluye sexo y la de las lesbianas sí. Esto es absolutamente lo único que separa a estas dos clases de parejas y al parecer el gobierno británico piensa que el sexo es tan tremendamente importante que una de las hermanas Burden tendrá que vender la casa paterna de toda la vida cuando la otra muera, mientras que ello no sucederá a las lesbianas.
El Partido Laborista Irlandés, si tiene suficiente inteligencia, podría conceder que la diferencia real entre las hermanas Burden y una pareja de lesbianas es que en el primer caso no entra lo sexual y en el segundo sí. Pero luego podría decir que esto es lo único que separa a las Burden de una pareja heterosexual casada.
Si hacen esto, estarían obligando a quienes creemos en el sentido tradicional de matrimonio a que expliquemos qué es eso tan importante en cuanto al sexo, eso que hace que una relación sexuada, como la de las parejas heterosexuales, deba recibir beneficios públicos que no se supone que reciban otras formas de relación humana.
Demos una respuesta a eso de modo tan claro como sea posible. La razón por la que las parejas casadas, en el sentido tradicional, reciben ciertos beneficios de la sociedad no tiene nada que ver con el sexo como tal. Lo que dicen los liberales es cierto: ni el Estado ni la sociedad tienen interés particular alguno en las relaciones sexuales de los ciudadanos, bajo el supuesto de que no son forzadas ni hacen daño a otros. Lo que le importa al Estado no es el hecho de que la gente tenga relaciones sexuales. Lo que le importa es aquello que el sexo usualmente genera, a saber, niños. Esto es lo que hace singular el caso de una pareja heterosexual en contraste con una pareja gay, lesbiana o también con una situación como la de las hermanas Burden. La pareja gay, la pareja lesbiana y las hermanas Burden no pueden tener niños, a menos que adopten o usen fertilización in vitro, es decir, procedimientos que no implican el ejercicio de la sexualidad.
Los laboristas y todos los que apoyan matrimonio del mismo sexo (o uniones civiles) han perdido completamente de vista que el matrimonio no consiste en reconocer una relación entre adultos: en cuanto institución de la sociedad su punto central son los niños.
Las parejas casadas están exentas de impuesto de herencia [cuando muere uno de los miembros de la pareja] por causa de los niños. El régimen de impuestos compartidos por hogar existe por causa de los niños. Uno de los miembros de la pareja casada puede heredar la pensión del otro, cuando fallece, por causa de los niños. Estos beneficios existen para que uno de los cónyuges, usualmente la mujer, en la práctica, pueda dejar de trabajar una parte de su vida para permanecer más en el hogar y educar a los niños sin tener la angustia de perder su propia pensión o de perder la casa si muere el esposo.
Quitemos a los niños de la ecuación y queda muy poca justificación, en lo público, para darle los beneficios del matrimonio a nadie. Tal vez pueda darse algunos de los beneficios del matrimonio a parejas que viven o no como cónyuges, pero no hay justificación para crear el equivalente funcional del matrimonio para otras personas que no sean las parejas heterosexuales, las que engendran niños.
El Partido Laborista cree que el problema es de igualdad. No es así. El punto clave son los niños, y el hecho de que el matrimonio recibe apoyo de la sociedad no en razón de los adultos sino porque el matrimonio es la primera y principal de las instituciones en favor de los niños. Lamentablemente este propósito central del matrimonio se ha oscurecido bajo al espesa neblina dela discusión sobre “derechos” y la pobre comprensión propia de lo “políticamente correcto.”